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El rugir de Irán

22 de Abril del 2024 - Alfredo José Leonard Lamuño de Cuetos

El pasado domingo 14 todos los españoles despertábamos con la noticia de que la República Islámica de Irán había atacado, con cientos de drones y misiles, al Estado de Israel. A la mayoría le pudo sorprender ese ataque, pero para mí era cosa hecha desde el momento en que el Ejército de Israel atacó la sede del Consulado General de Irán en Damasco (capital de la Siria de Bashar al-Ásad) el pasado 1 de abril, ataque en el que fallecieron dieciséis funcionarios iraníes, entre ellos el general de brigada Mohamed Reza Zahedi, uno de los comandantes de más alto rango de la Guardia Revolucionaria (la Guardia Pretoriana del Régimen de Teherán, conocida como los pasdaranes).

Aquí no voy a valorar si el ataque de Israel fue correcto o no, lo que sí puedo decir, como firme defensor que soy de las formas y principios diplomáticos, es que atacar una Embajada o un Consulado es, a efectos prácticos, atacar el territorio de ese país.

Ante este ataque, el régimen de Teherán declaró que tomaría medidas al respecto, que el ataque sería vengado, y desde ese mismo día todos los servicios de inteligencia del mundo sabían que, una vez finalizado el mes del Ramadán, Irán respondería. Y así ha sido en efecto.

El domingo 14, de madrugada, Teherán lanzaba un ataque contra territorio israelí (el primero en su historia, aunque teniendo en cuenta la magna historia de Irán, en ese país nada hay nuevo bajo el sol, pero tendríamos que remitirnos a la época de Ciro II el Grande para ver un ataque persa sobre lo que hoy es Israel), un ataque que fue repelido por el estupendo escudo aéreo de Israel, amén del apoyo de fuerzas de EE UU, Reino Unido, Francia y Jordania, con cuya intervención el 99% del ataque fue repelido, cierto es que Teherán también había avisado un día antes a los EE UU del ataque.

Y es aquí donde vemos la dicotomía de la situación, pues pensará: ¿para qué Teherán avisa a Washington de su ataque? Pues porque estamos en un juego de ajedrez muy, pero que muy, complicado.

Para comprenderlo, lo primero que debemos hacer es remontarnos 2.500 años atrás, a la época en la que el rey de una tribu menor de la región que hoy es Irán se hizo rey de Media y Persia, me refiero claro está a Ciro II el Grande, e inició la historia de esa gran nación que es Irán.

Pues Irán, lo que es el actual territorio de la República Islámica de Irán, ha conformado siempre (y cuando digo siempre me refiero desde el 536 antes de Cristo) el territorio histórico de Irán, llámese Imperio Aqueménida, Imperio Parto, Imperio Sasánida, Califato Safávida o, más recientemente, Imperio de Persia (hasta la caída del Sha Reza Palhevi en 1979).

Y es por ello por lo que que la República Islámica de Irán, como descendiente de un imperio (ahora en vez del Sha hay un líder supremo de carácter teocrático) que siempre ha sido una potencia en la región, a medio camino entre Europa, Oriente Medio y Extremo Oriente, no iba a dejar sin respuesta un ataque como el sufrido en su Consulado en Damasco.

Un país que es rico en petróleo y demás materias primas que el mundo necesita, que tiene un ejército moderno y un régimen teocrático (es decir, algo así como puesto por voluntad divina, en este caso de Alá).

Un régimen que de unos años para aquí viene padeciendo de revueltas internas por la extrema rigidez a la que somete a su población, sobre todo en materia religiosa. Unas revueltas que han costado (y siguen costando) la vida a miles de jóvenes iraníes, sin que las democracias occidentales hayan hecho nada, salvo alguna que otra declaración de condena.

Sumario: El porqué del ataque de Irán a Israel y sus consecuencias inmediatas

Destacado: Hay dos Irán, el Irán de los ayatolas e integrista y el Irán persa, educado, coexistente y respetuoso; la población genuinamente persa es la que más ha sufrido con el régimen teocrático actual fruto de la revolución islámica

Pues bien, si a esa situación de inestabilidad interna le unimos que en la región del Golfo Pérsico, el gran enemigo de Irán, el Reino de Arabia Saudita, estaba en tratos con el otro gran enemigo en la región, el Estado de Israel, y esa unión (auspiciada por Estados Unidos) podría hacer que Irán perdiese su influencia en países como Siria, Iraq, Qatar o Líbano, no debemos, pues, extrañarnos de que el vil ataque del grupo terrorista Hamás a Israel el pasado año, así como el inicio de la ofensiva de castigo del Ejército israelí a los terroristas atrincherados en Gaza (que dio al traste con las relaciones entre Arabia e Israel) y el reciente ataque a su Consulado en Damasco, hayan venido como anillo al dedo al Régimen de Teherán.

Pues en Irán, si bien un porcentaje nada desdeñable de la población puede estar cuestionando el régimen teocrático de los ayatolas (en especial la población genuinamente persa) y a sus líderes, y protestando contra los mismos (aunque eso en el mejor de los casos signifique la cadena perpetua), no debemos olvidar que, ante un ataque externo (y así es como lo ha venido vendiendo el régimen de Teherán), el iraní, que es un pueblo orgulloso, antiguo como el que más y con una historia imperial que pocas naciones tienen, hará piña en torno al régimen de Teherán contra cualquier injerencia que considere extranjera.

Aquí podemos señalar que hay dos Irán, el Irán de los ayatolas e integrista y el Irán persa, educado, coexistente y respetuoso. La población genuinamente persa es la que más ha sufrido con el régimen teocrático actual fruto de la revolución islámica. Es la población que, en estos últimos años, se ha echado a la calle a protestar contra el régimen, pero, claro, como siempre las potencias occidentales y democráticas no hemos hecho amago de intervenir cuando el régimen de Teherán ha reprimido a la población, salvo, curiosamente, el Estado de Israel. El Estado de Israel ha sido el único que ha condenado firmemente la represión en Irán, y que incluso recibió de forma oficial al hijo del depuesto y difunto Sha, S.A.I. el Príncipe Imperial Reza Ciro Pahlevi, a quien muchos persas, tanto en Irán como en el exilio, ven como el único futuro democrático de Irán-Persia.

No obstante, ahora, tras el ataque al Consulado Iraní por parte de Israel, esa población persa estará bajo un estricto control por parte del Gobierno de Teherán para evitar cualquier amago de disidencia, y además estará anulada por el resto de la población de Irán, que ya hemos visto saliendo a las calles aclamando el ataque de respuesta llevado a cabo por su Gobierno (aunque sea solo por orgullo nacional).

Y desde luego, ninguna potencia occidental y democrática cuyo Gobierno esté en su sano juicio se expondría a la hecatombe que supondría una intervención militar en Irán.

Irán es una potencia en medio de Asia, con salida al mar y con acuerdos militares con China, India y Rusia (casi nada), así como con bases de aliados en la frontera israelí (Líbano y Siria).

Por lo que a mí respecta (y haciendo de vidente), seremos testigos de una amplia y tensa escalada entre Irán e Israel, en la que veremos muchos drones volar (pocos dar en el blanco), veremos subida de precios del petróleo, veremos muchas y muy poderosas (pero vacías, al fin y al cabo) declaraciones de nuestros líderes a favor de la paz y condenando cualquier ataque que venga de Irán.

Y es aquí, en este punto, cuando me viene a la mente un dicho típico en Irán: “Si levantas la barba de un mullah verás la etiqueta de fabricado en el Reino Unido”, pues no debemos olvidar que fueron Reino Unido y Francia quienes permitieron el regreso a Teherán del ayatola Jomeini y la caída del Sha, cuyo gobierno, si bien no era perfecto, era sin duda mucho más abierto, tolerante y cercano a Occidente que el régimen actual.

Termino, pues, este pequeño análisis resumiendo lo comentado: Irán dispone de recursos naturales, económicos, de una situación estratégica envidiable, así como de la dejadez por parte de las potencias occidentales, por lo que, como vimos este domingo, seremos testigos del rugir de Irán.

Rugir, que no morder.

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