Separatismo: ¡qué desperdicio de siglos!
Cuando muera, le preguntaré a san Pedro: ¿dónde están los que lo perdonan todo a todos según su arrepentimiento y no se perdonan nada a sí mismos según el suyo? O sea: separarse, antes de que te separen los que no perdonan nada a los otros y sí se lo perdonan todo a sí mismos. El caso es que los separatistas quieren separarse y constituir un estado independiente (algo que denota que rechazan al otro), pero ninguna alma es independiente ni está aislada. Podrían ambicionar más capacidad de decisión o más posibles para actuar por sí mismos por el bien general de todos, pero no. En cuanto a su sentimiento nacionalista: no es mayor que el de un astur, cántabro, gallego o leonés, que buscan hacer Europa compartiéndolo entre sí con los demás. Algo hizo al respecto Alfonso II con el Camino de Santiago. El caso es que tras haber practicado el terrorismo durante un ciclo político, ahora quieren entrar en un nuevo ciclo político en el que nos perdonan que seamos lo que somos, pero sin contar con nosotros. Quizá se debería convocar en referéndum entre todos los españoles para decidir si seguimos perdonando a los separatistas, o si ya no les perdonamos más. Si el resultado es que una mayoría cualificada de los españoles no les perdonamos más: ¿deberíamos separarnos de ellos para volver a estar juntos todos los que nos perdonamos todo a todos? ¿Pero cómo y a dónde separarlos a ellos? Porque entre ellos están los que nos perdonan por ser lo que somos: y no nos podemos separar de ellos. ¿Hacemos una partición en su territorio para que jueguen a ser estado independiente? De seguir así serán ellos los que nos separen tras lograr, en un referéndum solo suyo, una mayoría cualificada que no nos perdonaría nuestra existencia. Entonces: ¿qué seremos nosotros: un volver a empezar con la República Federal de tapadillo? Curiosamente dicen: “Que quieren separarse para establecer cambios sociales como los de las monarquías nórdicas”. Algunos aún buscan meternos en medio de su no perdón: ese que antes era frío, taimado, incoherente, y nunca iba de frente; pero ahora practican un no perdón más peligroso para nuestro Estado nación: aquel que es coherente, aparenta no despreciarnos, nos mira de frente, y nos perdona con conmiseración por nuestra existencia siendo lo que somos.
Toda una revolución puede ocurrir tras estas elecciones autonómicas que ambicionan la búsqueda de una “Euskal Herría” (o Reino de Pamplona) y de una “Unió dels països catalans” (o Reino de Aragón). Pero si los asturianos ambicionásemos la búsqueda de ser el Reino de Asturias heredero del reino visigodo: ¿tendríamos que comenzar de nuevo la Reconquista? ¡Qué desperdicio de siglos!
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