A la buena gente de Nava, Bimenes y Cabranes
Algunos vecinos de Nava, Bimenes y Cabranes con los que me he encontrado estos días me han reñido al haberse enterado por otros de mi jubilación, que será efectiva a partir del día 7 de mayo, pero de la que ya disfruto desde hace unos días por aquello de la liquidación de festivos, libranzas y vacaciones. No quisiera resultar grosero con ustedes y por eso utilizo esta sección del periódico para despedirme de todos, justificando mi actitud en que, lo mismo que llegué, me voy sin hacer ruido.
Han sido ocho años con ustedes, años complicados: cambios de calendarios de vacunas, epidemias, focos de tosferina, trágicos accidentes... pero muy enriquecedores. Tras 45 años en esta profesión, tendré que aprender a dejar de ser enfermero y entretenerme en otras cosas. Imaginación, ilusión y ganas no me faltan, aunque algo lo echaré de menos.
Después de 36 años trabajando como enfermero en Pediatría, seguiré enterneciéndome con los niños, sus genialidades y sus cosas; también con los padres, abuelos, tíos y demás, totalmente convencidos de que su hijo, nieto o sobrino es y siempre será el más guapo, el más listo, el más sano y el mejor cuidado. Algo que nunca me atrevería a poner en duda.
Aunque he pretendido ser empático y razonable con todos los pacientes a los que tuve que asistir, los niños siempre han sido mi debilidad, qué le voy a hacer. Espero no haber sido duro o desalmado con ninguno de ellos y, en aquellos procedimientos dolorosos, como vacunas, extracciones, suturas o vendajes, haberles causado el menor dolor o molestia posibles. Les aseguro que puse mucho trabajo, cuidado e interés en ello.
También espero haber sabido tratar con cordialidad, corrección y profesionalidad a los niños, a los padres, a los adultos y a los ancianos. También a mis compañeros: buena gente... muy buena gente. Cuídenlos porque hay pocos como ellos, enfermeros, médicos, auxiliar, administrativos, limpieza y ambulancias. Todos ellos han hecho que, en momentos y situaciones tan delicadas como las que nos han tocado vivir, aun con nuestras limitaciones, los centros de Nava, Bimenes y Cabranes hayan tenido una respuesta mucho más eficaz que la de otros centros de salud incluso mejor dotados que el nuestro.
Agradezco de corazón a todos los vecinos de los tres concejos la respuesta que tuvieron en tales momentos, también ustedes han demostrado una actitud, comprensión, colaboración y adaptación a las circunstancias muy superior a la que pudimos ver en otros centros, eso les honra, y al menos a mí me ayudó y me animó mucho.
En estos ocho años en Nava he aprendido, me he enriquecido, he conocido a muy buena gente, he pasado muy buenos momentos con ustedes, he disfrutado de los paisajes tan maravillosos de esta parte de Asturias saltando con mi coche por los intrincados, sinuosos y a veces destartalados caminos y carreteras de los tres concejos; me he reído y emocionado con los buenos momentos. También me he enfadado un poco con las escasas situaciones enojosas o injustas que me han tocado vivir con ustedes o junto a ustedes... aunque ya se me han olvidado todas. Ye lo que hay.
En resumen: ha sido un placer trabajar para ustedes y con ustedes.
Siempre he sido un despistado. Si me cruzo con alguno y no les saludo, no me lo tomen a mal, soy un desastre y suelo ir despistado pensando en mis cosas, totalmente distraído, y no me doy cuenta.
Gracias por todo.
Atentamente. Julio García-Maribona, aún enfermero de la consulta de Pediatría del centro de salud de Nava.
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