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En defensa de los liberales

26 de Abril del 2024 - Marcelo Noboa Fiallo (Gijón)

En 1980 el tándem Reagan/Thatcher inició no solo el desmantelamiento de los estados de bienestar (ahí donde existían) y el final de las raquíticas políticas sociales en los países del Tercer Mundo, sino también el final del liberalismo como ideología política que luchó contra el conservadurismo que impedía el desarrollo de los pueblos (especialmente en América Latina). Acabaron con la ideología liberal e instauraron "urbi et orbi" el neoliberalismo, que es un concepto equívoco, ya que no se trataba de un "nuevo liberalismo" sino de una doctrina político/económica que iría precisamente en contra de los principios y de los logros del liberalismo.

Los historiadores señalan al médico y filósofo inglés John Locke (1632/1704) como el padre fundador de la ideología liberal, como el precursor de las revoluciones que combatirían al "antiguo régimen" conservador que impedía el desarrollo de los pueblos. En Gran Bretaña, como en el resto de Europa, EE UU y, en especial, América Latina, los liberales fueron los progresistas de entonces.

Un ejemplo es suficiente para poder visualizar la aportación del movimiento liberal en países de América Latina, como fue la experiencia en Ecuador. El general Eloy Alfaro, personaje histórico y portador del germen liberal que se abría paso por el continente, luchó denodadamente contra los caciques, "curuchupas", latifundistas, esclavistas de finales del XIX y principios del XX (que son los mismos que hoy defienden las ideas de la extrema derecha). Al "viejo luchador" (E. Alfaro) le deben Ecuador y, en gran medida, América Latina el haber combatido al conservadurismo católico de entonces durante treinta años, el haber conseguido la separación Iglesia-Estado, la ley del divorcio (¡!), la potenciación de la escuela pública, laica y gratuita (¡!); la libertad de expresión, el matrimonio civil... toda una revolución para la época.

En España, tenemos que ir aún más lejos en el tiempo para rescatar la memoria del general Torrijos y su compromiso en la lucha contra la monarquía absolutista de 1814 y en defensa de la Constitución de Cádiz. Se integró en las "sociedades patrióticas" defendidas por los liberales que en junio de 1820 celebraron la "Fontana de Oro" (amantes del Orden Constitucional liberal). Y que hoy forma parte del ADN y del discurso de cualquier movimiento o partido progresista, mientras los herederos de los que agitaban las banderas antiliberales (caciques, latifundistas...) se han apoderado del término "liberales" (más no de su legado) y a los progresistas de hoy tratan con el despectivo "progres" o socialcomunistas.

Hay que esperar hasta 1938, en plena guerra incivil española, para escuchar y leer a Antonio Machado en la revista "Nuestra Bandera" y bajo el título: "Torrijos y sus compañeros", artículo en el que destaca el claro paralelismo entre lo que sucedió en las costas malagueñas en 1831 y un siglo más tarde, durante el golpe de Estado de Franco: "Pensad en lo que han visto las costas de Málaga aquel día, en lo que han visto más de un siglo después, en lo que pueden ver todavía. La España joven, que mira hacia el futuro, vilmente asesinada; la infatigable primavera española, que tantas veces ha florecido con sangre, ahogada por el muérdago, consumida por la cizaña de la abyección y la vejez... Porque González Moreno (*), el tigre de Málaga, traidor a su pueblo, forma parte de una abominable tradición de felones y de verdugos, que todavía hoy no se han extinguido en España. Todos sabemos cómo se llaman los González Moreno de nuestros tiempos".

Qué duda cabe que en el CDS de Adolfo Suárez se encuentra entre sus filas con liberales que intentaron hacer del partido de gobierno un partido "centrista", similar a los partidos liberales europeos. Consiguió la presidencia de la Internacional Liberal y Progresista (que acogía a 52 formaciones políticas en todo el mundo en 1989). Asimismo, es necesario reconocer que la figura más destacada del liberalismo español en el tardofranquismo fue Joaquín Garrigues Walker, y ya algo más tarde es destacable la figura de José María Lassalle (dentro del PP, supuso un "verso suelto").

Los medios de comunicación (no me refiero a los de las cavernas, como Jiménez Losantos, también autoproclamado liberal) cometen un grave error cuando acompañan el discurso informativo, trasladando a sus lectores mensajes como "el ala más liberal" de Vox, al referirse al abandono de Iván Espinosa de los Monteros de sus cargos en su partido o colocar la bandera de liberales a personajes como Esperanza Aguirre, Cayetana Álvarez de Toledo, Isabel Díaz Ayuso... Porque son los González Moreno de nuestro tiempo, tal como lo denunciaba Antonio Machado y, ciertamente, una bofetada histórica a Manuel Azaña

Calificar a personajes peligrosamente trastornados (como Milei o Trump) como liberales es hacer un daño enorme a la democracia. Urge el pronunciamiento claro y contundente de los valores de la ideología liberal en tiempos en los que la extrema derecha se autoproclama con estos supuestos valores. Recordando las raíces históricas del liberalismo español, que no son otras que la Constitución de 1808 (la "Pepa") y los movimientos progresistas de carácter popular que surgen durante todo el siglo XIX.

(*) González Moreno, compañero de armas del general Torrijos, aprovechó su amistad para tenderle una trampa. Mientras Torrijos se encontraba en Gibraltar preparando su entrada en España para acabar con la "década ominosa" (segunda restauración del absolutismo), le engañó para que entrara por Vélez Málaga. Una vez allí, lo detuvo y lo fusiló sin juicio.

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