La dimisión no se amaga, se hace
No teman, Sánchez no dimitirá. Es pura estrategia. El lunes volverá rodeado de aduladores, esos que siempre sacan tajada por lameculos.
No sé qué mueve a este señor a seguir cuando pierde todas las elecciones, le abuchean y hasta insultan allá donde vaya.
Sobre lo de su esposa, nada más que decir que respetar la presunción de inocencia, la que no le dieron ellos a Rubiales por ese beso y al hermano o al novio de Ayuso con una cacería desde los ministerios sin igual, sin tener ninguna sentencia firme. Con lo de las residencias pasa lo mismo.
"Si siembras vientos, cosecharas tempestades". Tardaremos en salir de este desprestigio político y periodístico, empezó con ZP y se agravó con Sánchez. La división y la confrontación deben terminar. El victimismo también. Eso sí, la oposición y los medios echan más leña al fuego en vez de apaciguarlo.
La sociedad tiene todo el derecho del mundo a fiscalizar uno a uno a todos los que ocupan cargos públicos. Creo que están embarrando la política los unos y los otros. Todos perdemos.
Después de pactar con corruptos y delincuentes, darles impunidad a cambio de poder, blanquearles delitos como la malversación, saltarse el poder judicial y pisotear la igualdad de todos ante la ley, lo que nos quedaba por ver es culpar a jueces, oposición y a los críticos, llorando para dar pena.
Ya nada les frena, aplican censura, coartan la libertad de expresión y ahora piden acallar a críticos e imponer ellos la justicia. ¡Bluf, qué peligro veo!
Esa carta de Sánchez es hacerse la víctima, sabe de las debilidades de los españoles, no pueden ver llorar a nadie. A mí no me engaña. Es una estrategia para manipular voluntades.
Ahora nos vendrá con una moción de confianza, que será un paripé para seguir perpetuando su poder. Le apoyarán los que le sostienen en el poder. ¡Cómo para dejarle ir! Ya les aseguro que dimitir no lo hará, no nos caerá esa breva.
En una democracia sobran llorones en espera de palmeros que siempre están para decirle que no dimita. Lo que tiene que hacer es convocar elecciones. Eso es democracia.
Señor Pedro Sánchez, ¡váyase!, nadie es imprescindible. Todos nos morimos y el mundo seguirá su rumbo.
Quizás podría hacer algo: convocar elecciones y en vez de censurar a los que les fiscalizan y hacerse el llorón para dar pena, incluyan en la Constitución un órdago a la grande a sí mismos, dejar por escrito que los que se dediquen a la política no usarán armas sucias contra el adversario, y que la ley debe ser igual para todos. Respetar al adversario y a las instituciones. No sé, ¿no creen que hay que cambiar cosas y comportamientos? Así no podemos seguir. Un pacto con corruptos y delincuentes no puede tener sitio en democracia alguna.
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