Del amor en tiempos del cólera
"Anoche mientras dormía, soñé, bendita ilusión, que Sánchez nos escribía una cartina de amor". Al despertar, la carta de cuatro folios estaba allí: "Carta a la ciudadanía". Estas cartas a la grey son un clásico de tradición milenaria. Ningún Papa dejó de firmar lo que llaman "encíclicas" -del griego "en-kíklios" (en círculo), porque pretenden llegar a todos los fieles del orbe (antes incluso de que supieran que el orbe era redondo).
La "Carta a la ciudadanía" es encíclica y católica en el doble sentido convergente de ambos términos: encerrar en el aprisco de la fidelidad a los miembros/as de "la ciudadanía", con voluntad "totalitaria" (en el mejor sentido griego del sintagma "kat'ólon", a por todas). Lo inesperado de esta encíclica laica es que tenga como núcleo duro una encendida declaración de amor: "Yo, no me causa rubor decirlo, soy un hombre profundamente enamorado de mi mujer". A partir de este foco irradiante, despliegan los cuatro folios el dolorido sentir del esposo herido.
Le presenta querella a Begoña Gómez la misma entidad fantasma que sentó en el banquillo a la Infanta Cristina durante cuatro años. "La ciudadanía" participó en aquella ordalía con fervor y entusiasmo, sin un mohín de reticencia. En cambio lo de Begoña es "un ataque sin precedentes". A no ser que se consideren "precedentes" las 169 portadas de Camps en "El País" o lo de Rita Barberá, arrastrada hasta la muerte por los rastrojos de la infamia.
Nada que ver "la cacería" a Begoña con el comedimiento de Sánchez en el "affaire Ayuso", cuya dimisión o cese solo exigió unas tropecientas veces en las últimas semanas. De callarse Sánchez, gritarían las piedras y el follón devendría en lapidación. Porque lo de Ayuso va camino de no tener remedio. Cualquiera diría que a esa mujer le buscan los novios Bolaños y Tezanos.
¿Qué le reprochan las fuerzas oscuras del averno a la señora Gómez? Escuchemos al amante esposo: "Unos hechos tan escandalosos en apariencia, como inexistentes". Por ejemplo, haber recomendado por carta a unas empresas que se presentaban a un concurso público y, oh causalidad (no me pongan "casualidad"), las empresas se alzaron con el concurso porque (conjunción causal) a veces dos cartas tiran más que dos carretas. Con esos hechos de apariencia verdaderamente escandalosa, la Sra. Gómez infringe el imperativo categórico de las esposas del César: además de ser honestas, tienen que parecerlo.
La persona enamorada es "carne trémula" y el temblor de la carne se transmite a la prosa haciendo crujir el articulado, que se quiebra y amenaza con venirse abajo. "Las dos cabeceras digitales" que sustentan la querella devienen dos líneas más abajo "esa constelación de cabeceras arriba referida". Y en el párrafo siguiente, la constelación es ya "una galaxia digital" sin que un enfebrecido Sánchez se percate de que su penita pena, por más que le duela, no deja de ser una lágrima bajo un cielo que se le viene encima en implacable chaparrón.
¿Dónde pelará la margarita la pareja presidencial?: ¿En la Mareta, Doñana, la cripta de Cuelgamuros...? Sánchez se decantaría por declinar en Cuelgamuros el "To be or not to be" de su futuro. "Vamos a las Marismillas, guapo", zanja Bego, echando a la maleta un ejemplar dedicado de "En tierra firme", que se hunde voluptuosamente en la ropa interior de seda cruda venida de Venezuela en una de las cuarenta valijas Delzy (en la trigesimonona si mi informante no yerra), que Koldo(vico) llevó sigilosamente a la Moncloa en esa hora tardía en que la noche se entrega en brazos del amanecer y en la oscuridad esclarecida solo se escucha a las gárrulas alondras, que tienen la funesta costumbre de pasar la noche en vela, sin que se sepa muy bien si cantan o lloriquean seguramente con el pretexto de estar profundamente enamoradas. (Este párrafo saliome un pelín largu y tengo que dejarlo aquí, pues una palabra más y ni de chorra se asomaría este escrito ni a la edición digital).
Sánchez se saca de la manga un cónclave para darse el capricho de verse reelegido. ¿"Fumata bianca" el lunes? Pámique sí. "Nunca he tenido apego al cargo" -"Hôni soit qui mal y pensé". En castellano: "Hablo quien la casa honró".
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