Carta a la ciudadana Begoña Gómez
Cuando escribo esta carta, sábado 27 de abril, su marido, a la sazón presidente del Gobierno en proceso meditativo, aún no ha tomado una decisión respecto a si se va o continúa, si nos da una alegría o nos encabrona aún más.
Es de suponer que a su señora, de la que tan enamorado está, le haya confesado tan importante decisión, como seguramente no hizo con su partido, ese PSOE que tanto le defiende, que se entera de sus decisiones por la prensa. Así pasó con las últimas elecciones generales, ahora, y en otras ocasiones de importante significación. Él es el partido, y pasa olímpicamente de él, así de sencillo, y que no se mueva nadie.
Le solicito, señora, que ya que su marido no da la cara para defenderla, es un cobarde que se esconde en la meditación, que salga usted a la palestra a explicarse o a defenderse, de esas presuntas falsedades o verdades.
Tal vez no ha cometido acciones delictivas pero sí se le acusa de una falta total de ética. "La mujer del César no solo debe ser honrada, sino que también debe parecerlo". Ha conseguido prebendas de todo tipo que nunca hubiera logrado la ciudadana Begoña, pero sí siendo la esposa del presidente del Gobierno.
Su marido ha premeditado bien la meditación trascendental, la inicia de miércoles para que jueves y viernes se pueda preparar toda la movida y las adhesiones inquebrantables que tendrán lugar sábado y domingo. Igual ya había contratado autobuses gratis con bocata antes de la carta de Sánchez. El tipo que necesita cinco días para tomar una decisión no puede ser presidente del Gobierno, se trata únicamente de una farsa premeditada y organizada.
Así, el lunes reaparece el mártir incólume, redimido de sus mentiras y engaños, de cesiones inadmisibles por mantenerse en el poder y de practicar un desgobierno en sesión continua.
Dígale a su esposo que se vaya, que tranquilo, que no pasa nada, que deje en paz a España y a los españoles, que no le echaremos de menos, más bien de más, y recálquele que hasta su partido, los suyos, le repudiarán, le negarán más de tres veces, al día siguiente.
Y, señora Gómez, compruebe ese día si mantiene esas dádivas, esos favores, esas colaboraciones desinteresadas, o por arte de birlebirloque han desaparecido.
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