Carta al ciudadano Sánchez
No es habitual que me dirija a usted a través de una carta. Lo hago porque entiendo que, aunque solo sea por cortesía, no debe quedar sin respuesta su "Carta a la ciudadanía". Albergo, sin embargo, fundadas dudas de que usted me incluya en su concepto de "ciudadanía" (los fieles, los incondicionales). Le agradezco, en cualquier caso, que tome un poco de su tiempo para leer estas líneas que serán forzosamente breves. No me es permitido el lujo de explayarme en cuatro folios. Muchas cosas quedarán en el tintero.
Vayamos pues al grano. No comporto su planteamiento autocomplaciente de que le atacan los malos por ser usted tan bueno. Abrir un debate dividiendo al público en buenos y malos es tan básico y falaz que produce vergüenza ajena. Si "la verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero", ante cualquier información relevante lo que procede es verificar si es verdadera o falsa, no si viene de un Agamenón bondadoso y progre o de un porquero perverso y ultraconservador.
"Conseguidora de fondos", "crowdfunding", "fundraising" (choca menos en inglés). ¿La Complutense y el Instituto Empresa descubrieron de repente, coincidiendo con la investidura del marido, las habilidades taumatúrgicas de la señora Gómez para sacar leche de un botijo? La pesca milagrosa: nuestra ilustre "fundraiser" echó las redes en once de los veintidós ministerios del Gobierno que usted preside. Hombre, sacar langostas de los acuarios de las marisquerías no es pescar ni conseguir.
Generosa con sus patrocinadores, los recomendó en un concurso público en el que obtuvieron del Gobierno ayudas millonarias. Al parecer, al examinar los expedientes en el Consejo de Ministros nadie preguntó "quién será esta B. Gómez que firma las recomendaciones". Y el asuntó pasó sin pena ni gloria (con pena para las empresas "descartadas" y con gloria para las recomendadas). "Pocas dudas de que hay una apariencia de irregularidad", Mirian González, esposa del ex vicepresidente inglés, en el "Financial Times". "A mí me hubieran quemado en Trafalgar Square", añade Mirian entrevistada por Susanna Griso, que, indulgente, apunta: "Tal vez Begoña pecó de bisoñez".
Caperucita Gómez se adentró, encantada, en un jardín de plantas carnívoras (Barrabés, Aldama, Víctor Hidalgo...). Vuelos y congresos internacionales, hoteles exclusivos. Mal de alturas: la niña de Valderas, deslumbrada, debió de sentirse aupada a la "yet set" ("clase social internacional, rica y ostentosa"). Usted, incapaz de cuestionarse, no se planteó que esos lobos ibéricos (Barrabés y compañía), además de darle una oportunidad a su meritoria esposa, a lo mejor iban a lo suyo. Y ahora pide usted a la opinión que dé por bueno todo lo que usted no considera malo.
El otro Sánchez, el que firma Azagra: también anda en los papeles por un presunto trato de favor de la Diputación de Badajoz, por su renuencia a tributar en España, por un patrimonio trimillonario que no casa con su sueldo. Infórmennos de que heredó, o de que acertó en la quiniela, o de que le tocó el cuponazo... Y todos conformes con que a quien Dios se la dio, San Pedro Mártir se la bendiga.
Se me acaba el folio, Presidente, y apenas entré en materia. ¿Soy un reaccionario desalmado al firmar esta carta? Con tres hijos jóvenes transitando entre el paro y el salario mínimo, me alegré con la mejora del SMI; y me haría feliz que el sangriento y crónico conflicto palestino entrara en vías de solución. Uno y otro es compatible con exigir del Gobierno una conducta aseada, respetuosa de la verdad y sobria en el uso y disfrute de los bienes comunes. El privilegio irrita y el abuso humilla. Con independencia de lo que le susurre Tezanos, son muchos los ciudadanos irritados y humillados por la desenvoltura con que usted ejerce el poder. Y es un abuso más (tal vez el más grave) que usted vaya por las teles descalificándolos y expulsándolos de "la ciudadanía". Gracias por su tiempo. Atte.
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