El caso PSOE
La política es el arte de armonizar la sociedad de la manera mejor y más justa, permitiendo que todas las fuerzas políticas y sociales que articulan la pluralidad de una comunidad-nación en libertad puedan expresarse y conformar voluntad representativa. El PSOE es evolucionado partido histórico, una organización política-escuela de vida, unas siglas electorales que concurren en el mercado electoral. ¿Cuál es la historia del PSOE? Una historia de defensa de cambios sociales, de personas a favor de la extensión de derechos democráticos y sociales constitucionales, un partido de amplias clases medias trabajadoras ya bastante cualificadas y clases trabajadoras mejoradas con cierto halo clientelar de lo público. El PSOE trajo la mayor parte de lo que se conoce como cambios importantes a este país, que en los años setenta superaba con bastante el nivel de vida de todos los países del llamado "bloque soviético" o del Telón de Acero. El PSOE es el partido del Estado de bienestar y su aseguramiento, de la memoria de la lucha antifranquista, junto al meritorio PCE, cristiano-demócratas, García Trevijano, monárquicos liberales a favor de una monarquía no autoritaria, progres, estudiantes y obreros. El PSOE, partido apoyado por la socialdemocracia alemana, tuvo un enorme éxito con Felipe González, convirtiéndose en el partido del cambio, de la inserción plena en una Europa abierta. En la etapa final de Felipe González, se abusó del llamado "rodillo parlamentario", tráficos de influencias y un evidente hiato entre lo proclamado y el estilo de vida de algunos dirigentes socialistas corruptos. Defensor de un patriotismo cívico federalista, el PSOE es libertades, ser socialdemócrata homologable con el resto de grandes partidos socialdemócratas europeos.
En el PSOE confluyen una corriente tecnocrático social-liberal un poco cínica y electoralista, una corriente liberal de derechos civiles, apoyo a minorías sexuales, derechos humanos universales, feminismo clave y progresismo cívico totalmente respetuoso con la corona, unas amplias bases trabajadoras de asalariados que utilizan servicios públicos de calidad.
La deriva populista y caudillista de este histórico partido político no es de extrañar en una sociedad desmovilizada, donde las ideologías mutan y son transitivas, y lo que identifica a unas siglas es un líder mediático, reconocible y de apariciones constantes públicas. Pedro Sánchez es un hombre educado, sensato, de buenas maneras, cívico, parecido a Zapatero. Su capital político le viene dado por su aplomo, actitud serena y resiliente y su capacidad firme de encaje de unas agitadoras campañas de acoso y derribo, denigración pública y satanización. En su registro de declaraciones se le ve muy cambiante en decisiones, un tanto veleta y tal vez embustero, mas el PSOE sigue siendo un gran partido constitucionalista y avanzado, donde esperemos que los intereses y maniobras show de sus cúpulas no desbaraten del todo o destruyan un partido que todavía podría aportar muchos equilibrios sociales, avances, sensación y plenitud de saberse ciudadano con derechos, tolerancia y dignidad humana para quien precise una beca, una cobertura sanitaria universal, una justa promoción equitativa. Salvemos no un presunto caudillismo tiránico sanchista, que no existe, sino la socialdemocracia que construye todos los días y que cree en centrados ideales de justicia y progreso sociales. Convivencia y futuro para el conjunto de España.
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