Luchemos por nuestros jóvenes
Hace unos días miraba a una de mis nietas sumergida en su móvil, y me propuse el desafío de interesarla con alguna historia real, soñando con aquel tiempo en el que los abuelos contaban historias que tenían encandilados a los nietos. Hoy, no hace falta que lo diga, el abuelo que lo consiga contra tele, tablet, móvil y música-ruido debería optar a una medalla. El problema es que como las medallas se las adjudican a sí mismos por contar historias falsas los mismos de siempre, pero ahora multiplicados, pues que no quedan. De todos modos aprovechando lo mucho que mi nieta me quiere, se sacrificó un rato sin móvil. Vale yayi, cuéntame algo de la mili.
Perfecto, eso era en un cuartel que había en Valdespartera, yo estaba en una unidad de destinos, y ya sonaba un poco raro en el ambiente. Mi jefe me dijo un día: -¿Sabes cómo me llaman?. -Creo que... "el Cobra", mi teniente. -Hubieses podido hacer la mili como suboficial de complemento, pero lo has rechazado; ¿te avergüenzas del ejército?... Haces lo que te da la gana, y hasta saltas la tapia para no pasar revista, pero... por fin te han cogido. Te quedas sin pase pernocta y ya veremos. No comprendo tu actitud. Dime, ¿qué es para ti la Patria?
Yo no me daba cuenta de que "el Cobra" me estaba buscando la garganta. -La Patria no es el ejército ni el generalísimo, aunque pueden defender mi Patria. Mi Patria es mi madre y mis hermanos, por eso necesito el pase pernocta. Tengo que trabajar para llevar algo a casa. Los ojos grises del teniente centellearon como el acero. -Ya has caído, valiente y presumido imbécil. Estás arrestado a perpetuidad, y es posible que pueda mandarte a Mahón. -Si me ha declarado la guerra, conviene que sepa cómo me llaman a mí. -¿Sí?, y... ¿cómo te llaman?. -El Patriota. Pero abuelo, ¿qué significa eso?. Significa que yo muero por ti, aunque tú vivas para el móvil. No, no, yayi querido, y no saltes la tapia por mí que no estás para saltos.
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