Si los periodistas bajáis los brazos
Si aflojáis: el pueblo perderá su soberanía. Nunca podemos dar por sentada la democracia. En el filme "El reino de los cielos" de Ridley Scout, hay dos personajes: Guy de Lusignan, que será coronado rey por estar casado con la princesa, y su exaltado colega y amigo Reinaldo de Chätillon, que, en cuanto Guy es rey, tendrán el diálogo: Guy: "Dadme una guerra", a lo que le responde Reinaldo: "Eso lo sé hacer bien".
La querencia por el control de los tres poderes bajo una persona puede provocar un nuevo tipo de diálogo: Guy de turno: "Dadme control absoluto", Reinaldo de turno: "Eso lo sé hacer bien"; el mismo que a principios de diciembre dijo: "Con mayoría de votos se es libre de legislar y si el partido del que gobierna tiene que cambiar de opinión, la cambia: es la libertad en democracia". ¿Es libertad en democracia no cumplir lo dicho al electorado? ¿Es democrático ignorar al partido que ganó las elecciones para mercadear con un grupo suficiente de minoritarios perdedores un "quid pro quo" perjudicial para la sociedad con el fin de presidir el Gobierno que gobierna contra los otros que incluyen al partido que ganó las elecciones? Luego necesitando aglutinar a huestes y masas, surge el retiro/retorno en loor de no tantas multitudes (el anterior retiro/retorno se lo forzó una gestora). Lo que motivo decir al Reinaldo de turno: "¡Hemos de movilizarnos y decirle a nuestro presidente que vuelva porque él es el único capaz de parar a la derechona". ¡Cómo que el único! ¡Cómo que regenerar la democracia! Si eso se hace desde un Ejecutivo que cree controlar el legislativo y quiere controlar el poder judicial: la historia nos dice que el pueblo perdería soberanía y libertad, y sería tiranía.
El PP se equivoca quizá con la no renovación del CGPJ (y en otras cosas) porque está nervioso al ser el partido más votado y ser ninguneado por un Gobierno que desprecia a los diferentes porque precisamente debe desprestigiarlos al ser los más votados. Pero la más peligrosa equivocación es la de un Ejecutivo que desea controlar el poder judicial y promulgar leyes contra los medios de comunicación para que no le publiquen lo que él juzga libelos, por estar nervioso al no ser el más votado. No se puede dar crédito a quien preside el Gobierno precisamente por ser un político capaz de desviar la atención pública y mediática a su conveniencia para que todo sea culpa del otro, por lo que debemos vigilarnos mucho a la hora de ir a votar y, para ello, "todo periodista debe estar siempre en contra de cualquier Gobierno, sea el que sea": nos decía Mauro Muñiz. Pues el Gobierno está ahí para ser controlado por la oposición y los periodistas; y los jueces están ahí para vigilar y no ser controlados por nadie (salvo por la ley). Las cosas no pueden ser de otra manera.
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