La guadaña
En la explotación agrícola-ganadera asturiana, hasta hace pocos años era la guadaña el apero imprescindible y más usado, tanto para la siega del diario alimento del ganado como para la siega y curado de yerba para el invierno, recogida en monte común y castañedos de material para la cama de los animales, limpieza de prados y caminos, etcétera. Hoy está, si no en fase de extinción, sí de quedar como apero de muy poco uso. Una de las causas es que no es nada fácil aprender su perfecto manejo. También que hoy las vacas se ganan la vida pastando, y las de leche suelen estar en grandes granjas alimentadas con piensos compuestos y forrajes comprados. La yerba para secado o silo se siega con máquinas modernas.
A finales de junio empezaba la siega que solía terminar a primeros de agosto. Guadaña nueva, yo siempre de "Dos Liras". Martillo y yunque para cabruñar, una buena piedra para afilar, con su correspondiente "cachapa", y una mañana cualquiera a "mete-y miedo al prau".
La tarea del segador solía empezar al amanecer y terminar hacía la una del mediodía. El desayuno en el prau, la comida en casa. Las tardes y algunas mañanas se dedicaban a la cura y recogida de yerba y a las múltiples tareas que diariamente había que realizar.
Yo solamente una vez me levanté y me fui a segar. Antes tenías que ordeñar, alimentar las vacas y asearse uno, desayunar y algunas veces "cabruñar". Cuando llegabas al prau, las ocho, luego con una carga ganadera cada vez mayor cerca de las nueve. Y todavía se podía hacer una buena faena. Entre otras muchas, una que en cuatro horas segué una finca, y alguna hasta que no lo vio no lo creía, pues nunca nadie según decía la había segado en una mañana completa.
Un buen segador necesita fuerza, pero sobre todo resistencia como un buen corredor de fondo. Una buena guadaña, asta de madera nunca metálica, cabruñar bien y afilar mejor, defender la guadaña de la tierra lo que no significa darle un corte alto a la yerba.
Para afilar la postura general es apoyar la guadaña en la rodilla derecha, pasar la piedra alternativamente por ambos lados del corte de abajo arriba y un poco hacia ti, y darle a la piedra la inclinación correcta contra el acero. El movimiento lento y suave, que la piedra acaricie el corte, no rápido y precipitado, lo que hace que la piedra vaya saltando. Tampoco es necesario presionarla mucho, pues gastará más rápido el "cabruño" y no por eso cortará mejor. La guadaña, apuntando a la nariz y mucha práctica tratando de mejorar. La piedra es aconsejable mantenerla fina pasándola alguna vez por una piedra de arenisca o grano.
El cabruño frecuente y ligero cada dos o tres horas de siega. Golpe rápido y no muy fuerte, mejor que perpendicular un poco de lado como en círculo. Al término la guadaña debe cortar razonablemente bien sin un afilo. Tanto piedra como guadaña se gastarán por igual a lo largo de su recorrido. Si retrasas el "cabruño" afilarás mucho y fuerte y gastarás el corte y al siguiente emplearás mucho más tiempo y no quedará perfecto.
La forma de manejar la guadaña es fundamental. Asentarla en el prado de la parte trasera al igual que la "rena" y levantarla del corte; correrá mejor y más protegida de la tierra, la gran enemiga del corte. La guadaña en el retroceso no se levantará más de dos dedos del suelo. No abrir más de lo normal; debes mantener tu cuerpo lo más firme posible, nada de bamboleos para abrir unos centímetros. Más. Machacarás tu cuerpo, defenderás mucho peor tu guadaña e iras más lento. Y otro consejo, amor al trabajo y a tu profesión. Es fundamental en toda profesión.
Un señor decía a mi padre lo bueno que era cierto segador, cómo "abría" y metía el "llombu". Y él le contestó que entonces no sería tan bueno, que la siega era cuestión de brazos, mirar adelante y no de lado; nada de meter el "llombu" y bamboleos innecesarios. Y un pequeño poema:
Segador que de mañana
Siegas bravo en retafila
Si no corta la guadaña
Saca la piedra y afila.
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