Madre no hay más que una
Las mujeres son seres humanos, en general maravillosos, pero de todo hay, puesto que lo realmente existente es la pluralidad, la biodiversidad. España es un país de fuerte herencia cristiana-católica, la mujer era idealizada a través del rol único culpabilizador de virgen, esposa sumisa o madre. Siempre ha habido mujeres fuertes, mujeres de carácter, tan femeninas y emotivas como disciplinadas, fuertes de voluntad, con voz propia y magnetismo personal emanado de una personalidad, no solo de un físico o cara bonitos.
Las mujeres durante miles y miles de años han asumido el rol de madre, de cuidadora de la familia y allegados, de enfermos y moribundos, de ancianos y niños, vulnerables. La mujer, por lo que sea, visión culturalista basada en lo educativo o la testosterona, siempre ha sido más sensible a lo cooperativo y menos dada a lo atroz, a la búsqueda del poder en clave únicamente prepotente. Pero la mujer también es jefa. La Mujer es madre porque seguimos siendo especie biológica evolucionada y somos “Homos sapiens sapiens” mamíferos: la mayor descarga de oxitocina u hormona del apego afectivo se da en el parto y en la unión con el recién nacido, tan débil y tierno. Las mujeres son admirables, pudiendo ser madres o no, hay que ser en primer lugar persona libre, con criterio racional e independencia intelectual, pero todos estamos marcados por una madre que, generalmente, en nuestra cultura de sur de Europa, es muy protectora y da mimos de modo afectivo y cariñoso, dedicada a un papel que la transforma en algo con valor humano en sí mismo, muy por encima de otros roles o papeles sociales.
Apoyemos la conciliación plena, las familias estables, la igualdad en el reparto de tareas en el hogar, el desarrollo pleno para tener una profesión exitosa y criar. Yo, siempre recordaré a mi madre, Pilar, una mujer sencilla dulce, práctica y responsable, muy prudente, tranquila, bondadosa y referente en apoyos, dedicación.
Estamos creando una sociedad de huérfanos de cariño, gente con muchísimos problemas emocionales. El hombre es muy activo y lógico, aunque también con sentimientos tiernos, la buena madre siempre será confidente, amparo, entrega desvelada y hecho biológico voluntario, compatible con igualdad, libertad, elección, en una sociedad democrática donde también lo tradicional es valorable por excelente.
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