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Culebrón Cascos: llanto por Asturies

25 de Enero del 2011 - Manuel Muñoz Redondo (Avilés)

Por fin se confirmaron los vaticinios más pesimistas respecto al culebrón de la designación del candidato para Asturias para la que se había postulado Cascos. Barruntando lo que al final ha pasado, escribí y me publicaron el pasado 21 de julio un breve artículo en LA NUEVA ESPAÑA. En él decía que Cascos no dividía el partido, que los que estaban dividiéndolo eran los eternos perdedores del PP en Asturias, que se conformaban con un carguito de segundones cobrando unos buenos euritos, y que, caso de designar a Cascos votaría en blanco o, en su defecto, a Rosa Díez.

Han tenido que pasar seis meses pudriéndose el asunto por la eterna y proverbial desidia de Rajoy para tomar una decisión, enconándose el asunto, llegando a aparecer en la prensa regional insultos graves contra Cascos con el membrete del PP asturiano, llamándolo sexagenario, galáctico y kale borroka –o sea, terrorista– y a pesar de que Cascos pidió amparo a la sede central del PP, en Madrid, nada: Rajoy dio la callada por respuesta, así que el que calla otorga.

Vamos a analizar estos tres insultos, a saber:

1.–Galáctico. Así se denominaba a los jugadores del Real Madrid por buenos.

2.–Kale borroka. Terrorista será la mamá del autor del insulto en cuestión y que todos nos maliciamos que debe de estar relacionado con cierto asuntillo de una villa de nombre de mujer del Nuevo Testamento ¿a que sí, caliente, caliente?

3.–Sexagenario. Pero, bueno, qué pasa con los sexagenarios (yo y mis amigos pasamos de sesenta). ¿Acaso hay que tirarnos al contenedor de basuras? Me cago en mi manto, pero si el probable autor del insulto también pasa de los sesenta... y bastante, además.

A bote pronto se me vienen a la mente los nombres de montones de políticos sexagenarios, todos ellos basurilla ¿verdad?, como Adenauer, Churchill (no sé si lo habré escrito bien, pero es que como diría el Corruto, soy un poco ignorante del inglés), el presidente Ike, Roosevelt (al final de su mandato en silla de ruedas y aun así viajó desde América a Yalta para reunirse con otros dos vejetes, W. Churchill y el dictador Stalin), Ronald Reagan, también la «Dama de Hierro» y no nos olvidemos de Nelson Mandela ni de los dictadores cubanos, rusos y chinos y Ho-Chi-Minh, etcétera.

Conclusión: lo que pretendía este individuo como insultos han resultado ser alabanzas. Toma nísperos, Juana, que se agusanan.

Bueno, volvamos al tema de Cascos: ¿Por qué por tres veces se negó Rajoy a montar el congreso extraordinario que le pidió Cascos?, porque entonces éste designaría a su equipo para no cargar con todo el morrallamen que le querían meter. Ya advirtió que no iba a ser un candidato florero, lo cual sentó como tiro de sal en el culo a los segundones perdedores. Y dicen las malas lenguas –no yo, que me declaro– que todo se fue al garete tras una reunión de Cascos y cierto señor en la que Cascos no quiso hacerse cargo del pufo de ese palacete con nombre de mujer bíblica. Se armó la de Troya y ya Cascos pasó a ser el malo de la película. Repito: yo no afirmo nada, sólo lo que dicen otros que ocurrió. Presuntamente, añado yo, que ni quito ni pongo rey.

Bueno... el gran Rajoy, el barbado seguidor de las vueltas ciclistas, el eterno indeciso, el que hasta hace pocos meses iba por detrás del otro impresentable en las encuestas, el biperdedor ya de dos legislaturas, dio con la solución: nombrar a una simple edil de Oviedo (la candidata de don Gabino, el político, no el obispo) para representar a Asturias. Méritos de esta señora: ser edil de Oviedo. El perdedor Cascos, ingeniero de caminos (si no estoy mal informado), vicepresidente y secretario del PP con Aznar, y ministro de Fomento, el que diseñó los AVE, aunque ahora los socialistas pretendan apuntarse el tanto como con la ampliación del aeropuerto del Prat en Barcelona; el que se empecinó, en contra del voto socialista, para que el AVE viniera para Asturias, aunque me parece que nos vamos a quedar con las ganas, pues sólo va a llegar hasta León, y únicamente se han perforado los túneles del Pajares pero no hay dinero para traviesas, carriles, etcétera.

¿Qué explicación tiene lo de Cascos? Pues, sencillamente, que le tienen miedo, sí, miedo. El primero, Rajoy, porque sabe que es infinitamente superior a él, y las segundas las que le han aconsejado: la Bien Pagá y la pequeñina de ojos bonitos que traía por la calle de la amargura a esa señorita asténica –en una palabra, una ancianita muy delgaducha y arrugada con grandes vestidos, oye, uno por día, que ya es tener fondo de armario y perras para comprarlos (¿?)–. Estas dos señoras son las que se han opuesto y se ha hecho un paripé con una reunión de un comité electoral nacional, donde los votos, según la prensa regional, han sido de esta manera:

En favor de Espinosa, tres, a saber: el señor Iribarren (colaborador del señor Mariano), el señor Luis Sanz (hombre de confianza de Hola Campeón, o sea, de Arenas, otro eterno perdedor en Andalucía) y, mira por dónde, el señor Arias Cañete (compañero de gabinete de Cascos con Aznar).

Personalmente, yo jamás había oído ni una palabra sobre los dos primeros (aunque no dudo que sean personajes importantes), pero en cambio, mira por dónde, si conozco al amigo Cañete de verlo en la tele, en concreto en «El gato al agua», de Intereconomía, donde parecía muy normal, muy ecuánime... Como dicen en mi tierra, «qué jodío el tío». Pues, camarada Cañete, a partir de ahora cuando te lleven de tertuliano, cambiaré de canal.

Se abstuvieron los señores Vera, Castro y Moragas y únicamente votó a favor de Cascos el señor Blázquez.

Esto, en Asturias, ha sido como un mazazo. Como dice el señor Roces, «han despreciado a la militancia y a los asturianos». El señor Rozada se declara sorprendido por la decisión que tomó el comité nacional. La señora Coto se siente abochornada porque se ha ignorado la voluntad de los afiliados y simpatizantes, y por último, el señor Martínez Oblanca dice: «No vamos a aceptar que se quiera enterrar en vida al mejor político de Asturias».

Hay que reseñar, para más oprobio de Rajoy, que la semana anterior a esa decisión se le entregó una carta pidiéndole un congreso extraordinario de Asturias firmada por diez alcaldes, siete diputados regionales, un diputado nacional y una senadora.

En contra, los eternos perdedores: don Ovidio Sánchez, doña Pilar Fernández, don Joaquín Arístegui y don Salvador García, y me imagino que, loco de alegría, don Gabino de Lorenzo, gran alcalde de Oviedo; personajes todos ellos muy conocidos en la galaxia de los mejores políticos de lo que antes conocíamos con el nombre de España. Y en la cumbre de la pirámide, el gran triunfador, el barbado Rajoy, el eterno perdedor, que fue designado por el dedazo de Aznar (sin primarias ni leches) en uno más de sus errores y meteduras de pata de la segunda legislatura, empezando con el bodorrio de El Escorial, o el meternos en la guerra de Irak en contra de la opinión mayoritaria de los españoles. Sus poses en el rancho de Bush poniendo las patazas encima de la mesa, un gesto nada español por cierto; sus mentiras en la TV asegurándonos que le creyéramos que había armas de destrucción masiva en Irak y para el colmo final declarar el estado de alarma tras la mayor masacre de Europa, y en cambio ahora los sociatas lo declaran por un conflicto laboral con los controladores.

Un Rajoy que posiblemente va a ganar sin merecerlo, porque en realidad los que van a perder son los socialistas por el estado de marasmo cadavérico al que han llevado a España, que somos el hazmerreír del mundo.

Volviendo a Cascos, y visto el desprecio del PP por los asturianos, yo, personalmente, creo que debería formar un partido regional y así se apretaría en sus partes al Gobierno central, y veríamos cómo entonces sí contaban con la opinión de los asturianos, ya que la situación a la que nos han llevado los socialistas es desesperada, con nuestros hijos en paro o emigrando fuera de la región e incluso de España. Una región que fue puntera en España y ahora está en el pelotón de los torpes y bajando, viviendo todos de los pensionistas. En la actualidad (cifras de 2009 en el PIB) estamos los undécimos, por detrás de Vascongadas, Madrid, Navarra, Cataluña, La Rioja, Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla y León y Ceuta.

Asómbrense... ¡por detrás de Ceuta!, una ciudad española situada fuera de la Península y asediada por Marruecos. En eso se ha convertido Asturias, y por tanto yo me pregunto y os pregunto a vosotros:

¿Qué va a ser de nuestras vidas y de nuestros hijos cuando vayamos muriendo los pensionistas?

¿Quién nos va a traer el AVE a esta región? ¿Quién nos va a terminar de una vez la Autovía del Cantábrico? ¿Qué políticos van a crear el ambiente adecuado para que el capital invierta y se creen puestos de trabajo? ¿Alguien en su sano juicio cree que Gabino de Lorenzo, Ovidio Sánchez, Pilar Fernández, Joaquín Arístegui, Salvador Garriga o Isabel Pérez de Espinosa van a sacarnos de este marasmo cadavérico? Esta gente volverá a perder de nuevo (porque no olvidemos que Asturias es una región de izquierdas); pero, eso sí, va a seguir en la mamandurria y, mientras, el PSOE a ganar con un candidato de chichinabo, al que Cascos habría barrido, porque es vox populi que lo votarían hasta muchos socialistas hartos de los desaguisados zapateriles.

Por mi parte, no pienso votar jamás al PP, por lo que pido encarecidamente al señor Cascos que funde un partido regionalista, porque no nos puede dejar tirados después de todas las ilusiones que había despertado. Y si a pesar de nuestros ruegos no lo hace, emplazo a todos los asturianos de bien a votar en blanco o, en su defecto, a Rosa Díez, a la que tienen verdadero pánico, y así dar una lección a Rajoy, a la Bien Pagá, y a Soraya (futuras ministras sustitutas de Bibianas y Pajines).

Para terminar: ¡Viva Cascos y puxa Asturies!

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