La capilla de San Adriano
En cualquier tesis o investigación suele ser imprescindible, para hacerla bien, está claro, no de forma wikipédica de “busco en la web, corto y pego”, el acudir a las fuentes. Algunos confunden acudir a las fuentes con ir a por el agua al pozo o al lavadero. Es lo que le debió pasar a Iván Muñiz cuando nos desvela los misterios de la capilla del Santo Mártir Adriano en Castrillón.
Y es claro que cuando un historiador prescinde de las fuentes que le precedieron, o es un ignorante o un desagradecido (o bien ambos), no sé cuál de las dos será peor; confiemos en que Iván no lo sea ninguno de ellos.
En todo caso y centrándonos en los hechos, lo que sí es cierto es que la bibliografía que maneja Iván es muy reducida, muy pobre (a tenor por lo que dice el artículo del 28 de abril de LNE), ya que para descifrar el escudo de la susodicha capilla no hay que ser un experto en piedrines ni mucho menos, puesto que todo el trabajo ya está hecho, y bien hecho por cierto, tan solo hay que conocer la mínima bibliografía asturiana. Por lo que parece Iván es desconocedor (o no se cita en el artículo, no vayan a tacharme de juicio prematuro o aventurero) de que un señor que se llama Manuel Mallo Viesca publicó hace unos cuantos años (seguramente Iván no había nacido) en la revista “Valdediós” un articulillo sobre la capilla en la que habla del escudo y más cosas que le invito a descubrir. Es decir, hace más de cincuenta años alguien ya presentó por escrito las tesis de las que ahora habla o presenta el historiador castrillonense. Es decir, para que se me entienda: “nihil novum sub sole”.
Es cierto que es una revista difícil de conseguir, pero alguien que se precia de conocer la historia de Castrillón debería ser conocedor de la misma.
Para ser un habitante de Castrillón, prolija en playas, lo raro es que no se le dé bien el arte del buceo, aunque solo sea metafórico, y no se hubiese sumergido en las profundidades de la Biblioteca de la Universidad de Oviedo o en la del Seminario Metropolitano, que a buen seguro tienen algún ejemplar.
Que no la conozca alguien de Madrid, vale; que no la conozca alguien de Asturias que se dedica a la historia, es imperdonable, no solo por este “descubrimiento”, sino por tantos otros que se quedan en el injustificado olvido.
En todo caso, Sr. Muñiz, si usted no la puede conseguir tenga a buen seguro que le podremos enviar sin ningún coste un ejemplar. Eso sí, la próxima vez inclúyala en la bibliografía y luego, como pedía Ud. en la visita guiada, “guarde silencio” y empapémonos todos de historia.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo