Del puto amo y otras sustancias nocivas
"Un pavé dans la mare". Siguen llegando a los bordes del charco las ondas expansivas producidas por Óscar Puente, de suyo discreto y morigerado, cuando dejó caer como quien quiere la cosa que el presidente de Argentina "ingiere no sé qué sustancias antes y después...". La gente es como es y nadie entendió que el Ministro estuviera hablando de las antiguas e inofensivas pastillas Juanola, que se les suministraban a los niños sin receta para que no tosieran de noche y dejaran dormir a los mayores. El propio Milei se lo tomó bastante mal y no se excluye que el Gobierno, como en el aterrizaje ectópico de la señora Delcy, termine enviando a Koldo y a Ábalos "en misión diplomática" (con lo que el remedio podría ser peor que la enfermedad).
Para Juan Lobato, promesa del socialismo madrileño (mientras Sánchez no cambie de opinión), la clave del incidente estaría en que Puente "es un comunicador nato"; y punto. La mayoría de los mortales venimos al mundo llorando y luego se nos pasa. En cambio, Oscarín Puente, aquel bebé tan mono, debió de venir al mundo reivindicando "ab ovo" la escatología -"caca, pipí, culo"- y al parecer no se le pasa.
Para Inocencio Arias, que discrepa de Lobato, esas cosas pasan porque Puente tiene muy asumido el papel del gracioso de la clase, aunque "tiene tanta gracia como la tapa del wáter". También se podría decir, si el señor Arias nos presta el símil, que Óscar Puente tiene tanta gracia como un retrete sin tapa; que no debe de ser poca, viendo cómo lo celebran sus colegas las ministras, damas muy finas, educadas en los mejores colegios.
Para Puente, su señorito es "el puto amo". El puto amo no solo de las Españas; el puto amo de Europa, incluida Francia, la pérfida Albión y los Países Bajos que nos hicieron la guerra durante 80 años. El puto amo sin desplegar los Tercios de Flandes, simplemente porque Sánchez "habla inglés". Que Sánchez hable inglés tiene al ministro de caminos, canales y puertos ojiplático y náufrago del asombro porque, siendo él de Valladolid, no consigue hablar un castellano aceptablemente limpio. Lo que no tiene que ver con su condición de ventrílocuo (Puente habla con el intestino grueso).
Yo que Sánchez, además de cesar al Ministro, me retiraría a meditar cinco días o más sobre si merece la pena seguir siendo el puto amo cuando te lo llaman sin que se suscite una reacción social masiva de solidaridad y desagravio. "Puto" es adjetivo descalificativo en todas las acepciones en que se despliega el amplio abanico de su ominosa polisemia. Y no me obliguen a desplegarlo, que un periódico puede caer en manos de un menor distraído que tenga el móvil cargando.
Pero Sánchez se queda con Puente por aquello de que vale más tener al indio en la tienda meando hacia afuera, que afuera meando contra la tienda. Cambien "indio" por "máquina del fango": con Puente de ministro y de bufón, ¿Sánchez no es el puto amo de la denostada máquina?
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