Yo y mis circunstancias marcarán mi camino, nadie puede hablar por ti
"Solo yo puedo juzgarme. Yo sé mi pasado, yo sé el motivo de mis opciones, yo sé lo que tengo dentro. El daño que me han hecho, el que pude hacer. Yo sé cuánto he sufrido, yo sé lo que es ser fuerte y frágil, yo y nadie más" (Oscar Wilde). Eso sí, existe quien habla por otros sin pudor, cuando tendría que callar si se mirara al espejo de la vergüenza.
Aprendamos a perdonarnos a nosotros mismos. Todos sin excepción somos imperfectos. ¿Quién no cometió en su vida alguna equivocación de comportamiento, alguna insensatez o estupidez, quién no hizo daño sin querer o incluso queriendo? Todos hemos sido pasto de nuestra imperfección alguna vez. No se coman el tarro. Perdónense a sí mismos y perdonen a los demás. Serán más felices.
Dios, nos hizo y quiso así de débiles, incompletos e imprudentes. Sean ecuánimes a la hora de juzgarse, no se flagelen, no son mejores los demás, tampoco juzgues a la ligera a los demás, no son peores que tú.
La vida se compone de circunstancias en cada momento, tiempo y lugar, muy alejadas de la perfección de cualquier razonamiento posterior. En la vida si nos dieran una segunda oportunidad, seguramente haríamos las mismas cosas buenas y seguramente otras no tanto. Convivir no es fácil, educar tampoco. Nosotros fuimos niños, adolescentes y personas en la inmadurez más rebeldes que nuestros hijos y nietos, pero los juzgamos a ellos. Es cierto, en el respeto a las personas mayores, nosotros ganamos por goleada.
La vida te tienta constantemente, aún tratando de superar todas esas incitaciones que te van poniendo a prueba, quién está dispuesto a hacerte caer lo hará de mil formas, una de ellas es la del odio dañino, el acusarte desde quien te tentaba y rechazaste, la gente no acepta rechazos. Cuando te ocurre algo así, ya estás dentro del juego de la maldad y de la revancha, ya caíste bajo los bajos instintos, por no ser considerado, serás señalado. Hay veces que te será imposible hacerte creer. No es fácil por la debilidad de todos el salir ileso del deseo ajeno y propio. La vida no es camino de rosas para nadie, y nadie es tan perfecto como para estar libre de nada. Si añades adicciones como el alcohol, ya estás perdido, ya la circunstancias se complican. El alcohol nos deforma y cambia personalidades. Y es al que recurrimos con demasiada asiduidad. No es el camino a solucionar nada. El alcohol es la peor de la drogas, hay muchos intereses y economía en juego, por eso nadie está dispuesto a ponerle el cascabel al gato.
Entre 1920 al 1933 en EEUU lograron reducir el consumo de alcohol con la ley seca, el contrabando y sus consecuencias trajeron problemas. Creo que en el 99% de las violencias está el alcohol por medio, muy especialmente en la violencia de género. Pero no, la economía se resentiría en un país productor de grandes bebidas alcohólicas y de gran repercusión social. No hay evento y celebración donde no corran el vino, la cerveza, la sidra y el champán a chorros por todas las mesas.
Si viviéramos solos nos aburriríamos mucho; por ello hay que saber sortear las complejidades de convivir con los demás, con compañeros de trabajo, con jefes y subordinados. También con una familia que no eliges, incluida la familia política, que en más de una ocasión conforma intromisiones y conflictos sin opción a defensa posible. Pasará con vecinos y entorno, si alguien quiere complicarte la vida, ya estás inmerso en un problema y conflicto que no buscaste. Y todo ello, complementado con dependencias y obligaciones. Deberían enseñarnos a convivir y resolver conflictos que nos vienen añadidos sin buscarlos siquiera. Cada cual desfigura la realidad a su entendimiento y razonamiento, que no tiene que cuadrar con la nuestra.
En un país que hacen del beso y el piropo delito, al mismo tiempo que el aborto es un derecho, ya es difícil de comprender tanta moralina hipócrita.
Sean felices a pesar de todo.
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