Almacenes de niños en los centros de acogida de menores del Principado de Asturias
Hace unas dos semanas que me enteré del asunto de esas niñas, en acogida y siendo cuidadas por el Principado, prostituidas durante años, con edades entre 13 y 17 años.
¿Todo lo que se hace por ellas es dejarlas salir a la calle cuando les venga en gana? Cuando una familia les deja en acogimiento a lo que más quieren porque tienen unas adolescencias muy difíciles, por el motivo que sea, ustedes, los encargados de su bienestar, ¿las dejan solas, en manos de unos desalmados, y pueden ustedes dormir a pierna suelta cada noche?
Me pregunto muchas veces si las instituciones, en vez de ayudar a estas personas, lo que hacen es desestimar y tirar la toalla con aquello que no pueden sacar adelante porque da mucho trabajo. Creo que esa es la respuesta. Nada les importan estas niñas, porque eso es lo que son, unas niñas, adolescentes, a las que ustedes dejan desamparadas y solas.
¿Por qué hemos de pagar esos impuestos para que las hagan volver al sistema educativo y tenerlas bajo control ustedes, sus cuidadores? ¿En qué se usan esos montones de euros para hacer de estas crías unas ciudadanas que tengan un futuro? Lo más triste es que estas niñas no tienen el amparo de ninguna de las personas que deberían cuidarlas, quererlas y acompañarlas en esta etapa tan loca y dura de la niñez y la adolescencia, en este caso, ustedes, sus cuidadores.
¿Estas madres saben lo que les están haciendo a lo más preciado que la vida les ha regalado? ¿Para eso valen estos almacenes de niños, para dejarlas al "cuidado" de unas instituciones que ni las quieren ni las protegen?
¡Asturias, despierta, sal a la calle y di lo que piensas, antes de que sea demasiado tarde!
Añado una canción para rematar este escrito, "We are the World", de Michael Jackson. Me gustaría apuntar unas pocas líneas, traducidas de inglés a español:
"Then I read the headlines and it said they're dying there. And it shows that we must heed instead". "Leo los titulares, que dicen que se están muriendo y que nosotros, los adultos, debemos prestar atención".
A veces no se muere solo de hambre, sino de falta de cariño y por dejadez de los adultos.
Me despido como hago al final de cada carta. Les deseo paz y bien, pórtense bien y pásenlo bien. ¡Hala, con Dios!
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