La Vega ya no existe, Trubia
Podemos desear vivir en paz, pero en este mundo todos los países quieren tener poder sobre otros. De igual modo, las personas que ejercen la política ejercen poder sobre otras. Ese poder tiene dos hijas: la fuerza y la sabiduría. Ambas hacen obedecer a la gente: la fuerza por la amenaza de su fuerza, la sabiduría por la autoridad de su sabiduría.
Individualmente todos vamos a morir. Pero la humanidad sobrevive usando el tiempo para transmitir a las generaciones siguientes cultura y sabiduría crecientes. Así se forman civilizaciones que compiten para ser hegemónicas. Luchan por el poder de decidir el rumbo de la humanidad según su estilo, haciendo que otras deban obedecer "siendo la guerra un acto de violencia para obligar al oponente a hacer lo que queremos que haga" (Clausewitz); "siendo toda política una lucha por el poder y el último género de poder es la violencia" (Charles Wright Mills). Por eso necesitamos investigación e innovación tecnológica permanentes para que Defensa tenga el poder necesario y suficiente para defendernos de la violencia de otras fuerzas que quieran oponerse a "el triunfo de las democracias (...) en regímenes democráticos avanzados, republicanos sociales o muy monárquicos parlamentarios europeos" (José Luis López Tamargo).
En Asturias hemos tenido dos fábricas de armas: la de Trubia y la de La Vega (ahora solo queda Trubia). Ambas con gran desarrollo tecnológico y amplios conocimientos: en lo que es equipamiento individual, La Vega (Cetme); en lo que es equipo pesado, Trubia (cañones, vehículos de transporte y carros blindados). Pero hace décadas empezó la decadencia. Nadie apostó por investigar e innovar diversificando para construir otros componentes tecnológicos que la industria y la sociedad necesitasen (el Departamento de Defensa de EE UU ha creado internet y otros muchos adelantos). La Vega podría haber desarrollado componentes oleohidráulicos (si copiaron el "ZB vz. 30" checo, tenían mecanizado de precisión como para copiar y mejorar componentes oleohidráulicos). Como la oleohidráulica está presente en los movimientos y accionamientos de los carros de combate, Trubia podría haber desarrollado maquinaria de obras públicas o de actividades forestales. Pero a nadie con poder se le ocurrió evitar la decadencia industrial, y nada de eso ocurrió.
Nuestras fábricas de armas podrían haber sido una punta de lanza, pero no se aprovechó su potencial para la diversificación. Ahora aún estamos a tiempo, pues todo el campo tecnológico de Defensa es exigente. Pero hay que poner visión innovadora, cooperación empresarial, riesgo, dinero y diversificación mediante I+D+i.
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