Nostalgia de los que salen, envidia de los que entran
Me temo que por pura negligencia he estado eludiendo mi deber patriótico, así que voy a ponerme al día empezando por recordar a muchos participantes de este foro la suerte que tuvimos de haber vivido el temperamento extraordinariamente optimista y radicalmente trastornante de los 70/80/90 (Pink Floyd, Woodstock, Michael Jackson, JFK, internet, Chernobyl, el asesinato de Indira Gandhi, la caída del Muro de Berlín...), porque entonces éramos muy progresistas y de mentalidad justa, autosatisfechos de estar preparados para el futuro.
Los millonarios solían ser los carniceros, panaderos y fabricantes de velas; los pubs y discotecas estaban repletos de felices inadaptados sociales que buscaban una cita; la escondida casa de juego ilegal regentada por delincuentes albaneses estaba en un sótano del centro; Hitler estaba muerto, los "Beatles" defendían el amor, y las mujeres tomaban la píldora y se liberaban.
Me pueden la modestia y la nostalgia esta mañana, y, honestamente, tengo que reconocer que, aunque yo siempre fui simplemente sencillo, socialmente torpe y tan ineptamente vestido que a veces me llamaban feo (confieso que cuando me miro al espejo cada mañana pienso: ¡Ese feo cabrón no puede ser yo!), mi alter ego personal imaginario era un doble entre Brad Pitt y Tom Cruise.
De hecho, enamorado pero realista, también era un adelantado a mi tiempo cuando, hace décadas, solía disfrazarme para ver a Marilyn Monroe en el cine porque pensaba que ella podía mirarme mientras yo la miraba a ella. Ya digo, un adelantado a mi tiempo.
Siempre fui precavido en evitación de ser apaleado como si fuera una mujer jubilada manifestándose en Ferraz contra la amnistía. También en llevar efectivo siempre conmigo. Como escéptico reincidente, me preocupaba que fuera a usar mi tarjeta y no coincidiera con mi apariencia. Era una posibilidad que me sacaran de la fila por supuesto robo de tarjeta de crédito.
Lo mismo conduciendo mi Seat Córdoba (con el Fary, audio a tope en mi cassette "Punto azul"), no fuera a ser que, a través del parabrisas, no coincidiera mi fisonomía con el número de matrícula. No hay sorpresa si escuchas la sirena policial mientras giran las luces azules de sus coches. Estás detenido.
Tampoco es porque yo lo diga, pero los casi cincuenta millones de subhumanos que poblamos este país nunca deberíamos ignorar que nuestros modelos hispanos siempre salen del TBO: Zipi y Zape, Anacleto, Sacarino, Carpanta..., y que nuestra pseudorealidad coreografiada más loca que jamás haya existido es un manicomio al aire libre dirigido hoy por condenados exiliados luchando por la pela y la amnistía.
Así que si, en tiempos tan tenebrosos, buscas emociones y el escalofrío que acompaña al miedo, piensa bien cuál será tu paso siguiente, porque antes estaba bien burlarse en público y cumplir (lo que fuera) en privado, o podrías burlarte en privado y cumplir (lo que fuera) en público, pero, en este momento, lo público y lo privado ya no importan, se entremezclan, y de ninguna manera se puede permitir que tú, súbdito degradado, pienses con claridad o racionalices, cuando tienes el privilegio de que tu presidente, por tu bien, toma la iniciativa y vela y decide por ti. Estás de suerte.
Aunque todo parezca indicar que la humanidad está condenada y el precipicio está cerca, saltar no es obligatorio, así que mantén la calma y continúa.
Saludos cordiales.
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