En recuerdo de Pepe Troteaga
Hay un hombre bueno menos en el mundo. Gran equipaje llevó, no solo el enorme amor de su familia, también el de aquellos que tuvimos la suerte de contar con su amistad y afecto. Alcanzó poder al frente de las Cajas de Ahorros, y como director general de nuestra añorada Caja de Asturias, en la que trabajó con desbordante entusiasmo, obtuvo la entidad prestigio y reconocimiento fuera de nuestra tierrina; promovió reuniones y viajes con empresas y emigrantes con el fin de ayudar a abrir negocio en el exterior. Para los detractores eran "farturas y turismo pol papu", y, a pesar de ellos, la Caja brilló en calidad y servicio.
No olvidó hacer aportaciones a entidades benéficas, centros sociales y centros sanitarios, también apoyando artistas asturianos, escultores, escritores, pintores, y ampliando la magnífica pinacoteca de Cajastur, hoy misteriosamente desaparecida.
En tiempos difíciles, luchó por la libertad y la democracia hasta el punto de poner su seguridad y vida en peligro. Ayudó a que hubiera gobierno socialista en Asturias, formó parte principal con Vicente Álvarez Areces a contribuir a ello.
A nivel personal llenaría páginas de anécdotas y de su carácter solidario, pero me basta con decir que me siento muy afortunada de haber conocido a José Troteaga Fernández. Siempre le recordaré e intentaré poner en práctica sus palabras: "No te enfades con los que mienten y calumnian, apiádate de ellos, desconocen que se hacen mal a sí mismos. Mil gracias, Pepe.
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