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Iglesia y ciencia, un mal ejemplo a seguir

12 de Enero del 2011 - Teresa Antequera Cerveron (Alfafar- Valencia)

El conocido investigador ambiental Dennis Meadows, publicó hace ya 34 años un importante informe sobre el tema Fronteras del desarrollo con el que llegaba a la conclusión de que muchas de las cosas que el hombre ha hecho a la Tierra, ya no se pueden arreglar. El hombre, dice Meadows, está conduciendo a la Tierra irremediablemente a un colapso.

Es interesante ver las conclusiones que saca este científico para quien el colapso global es inevitable, aunque de cualquier modo considera necesario un cambio profundo en la forma de pensar, siendo esto imprescindible para el futuro de la Tierra y del hombre. El propone una nueva ética y considera que se debería desarrollar un nuevo modelo de visiones alternativas a largo plazo con los que unir y conducir a las especies del planeta Tierra.

Muchas personas son todavía esclavos de la Iglesia y de la ciencia, pues tanto una como otra han demostrado en los últimos siglos que no saben nada. Lo que ayer tenía validez, ahora no es válido, lo que hoy parece correcto es mañana erróneo. Así es también con las muchas enfermedades que están apareciendo y con los experimentos que se hacen en animales, los que cada vez se descubren más inútiles. La ingeniería genética da resultados impredecibles; la atmósfera contaminada y la destrucción de la capa protectora de la Tierra son también causas provocadas por los hombres que volverán a nosotros.

La ciencia está investigando en aguas turbias y lo que encuentra es una tabla podrida a la que se aferra como un náufrago, sacando conclusiones que luego da a conocer como su propia sabiduría. Sin embargo, sus inventos no son la última palabra. La ciencia y la Iglesia van siguiendo las huellas de aquel que quiso y quiere elevarse para llegar a ser como Dios mismo. Para esto se sirven de las energías de Dios, entre otras cosas a través de los hombres que les siguen como esclavos.

La Iglesia que se engalana y proclama como cristiana, tenía el deber de haber hecho lo que Dios quiere y contribuir a que se haga Su voluntad. Pero en vez de esto torció y mutiló la enseñanza de Jesús, en muchos puntos la transformó en lo contrario, presionó a los creyentes con enseñanzas erróneas, los transformó en dóciles instrumentos y provocó directa e indirectamente la caída de los valores éticos y morales. La iglesia y la ciencia se han puesto por encima de Dios conduciendo a la humanidad hacia un oscuro futuro.

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