De fascistas, machistas... y más cosas
Por lo visto estamos inmersos en un escenario violento diseñado por intereses políticos o dogmáticos y trasladado al conjunto de la sociedad para quebrarla y hacerlo rentable, pues ese debe ser en origen su intención, y todo por culpa de unos determinados individuos de número sin concretar pero que, por su comportamiento fascista, franquista, nazi, machista, racista, homófobo o genocida, incomodan a la otra parte, la de los virtuosos, que lo afrontan con mesura y razonan y argumentan sus opiniones y buscan el bien general, y lo hacen pacíficamente y evitando cualquier tipo de agresión, porque el calificar al otro de fascista, nazi, franquista genocida, homófobo, racista o machista es en sí mismo una realidad, es poner nombre a lo evidente, no precisando por eso demostración, y solo pretende el aislamiento saludable (cordón sanitario) de los indeseados, pero hecho con el debido respeto. Y claro que eso no tiene nada que ver con el odio, si lo tuviese alcanzaría la categoría de delito y no saldría gratis porque conllevaría una pena, que no es el caso, ya que su único fin es localizar y señalar no al oponente, sino al enemigo, para que la sociedad se encargue de él. Al oponente se le combate, al enemigo se le destruye. Eso sí, sin violencia.
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