"Operación bikini"
Ya estamos a las puertas del verano, "operación bikini" a tope, aunque algunas prefieran el bañador. El gimnasio está lleno o, por lo menos, es lo que noto desde hace unas semanas. Me imagino que los hombres no serán tan primos de pensar que en tres semanas van a parecer al Jason Statham o ellas a lucir un bikini "pitiminiguini" como la Lola Índigo en los anuncios de las marquesinas de bus. Comento esto porque llevo seis meses y estoy muy agradecida por haberme apuntado al que voy. No solo sirve para coger tono muscular y evadirme de pensamientos negativos, sino que además me hace descubrir el mundillo que se cuece en los gimnasios. Entro cabizbaja y salgo sonriendo y estupefacta. Este gimnasio ofrece un amplio horario, vamos, un poco más y te llevas el saco de dormir, la cantimplora y el kit de supervivencia para hacer prácticas de campamento. Solo cierra 7 horas. Por lo demás, como si estuvieras en tu casa. Tiene hasta un chéster para que te sientes a la bartola, retomes fuerzas con ese táper de casa con pasta o ensalada mixta para comer allí y, ¡quién sabe!, igual llega un día Risto Mejide y te hace una entrevista. Allí te encuentras por doquier personas. Desde el que está con un gran sobrepeso y con sus dos cojones se enfunda hasta arriba un chubasquero para sudar y perder todos los kilos de amargura y mofa de la gente pegados en sus carnes de años; el tío que está caminando en la cinta de correr con ropa de los 80, que a poco más y le pregunto si es integrante del videoclip "Maníaca" de Abraham Mateo; la caterva de chiquitos jóvenes que se sientan a ver el móvil. Sí, sí, a ver el móvil. Estos sudan para dentro y luego, antes de llegar a casa, se echarán el botellín de agua por encima para disimular la gota gorda a sus padres. Luego están las parejas, hacen el mismo ejercicio a la vez. Ya no sé si son pareja de tortolitos, actores o polis camuflados. También está la opción de encontrarte a uno que tienes bloqueado en las redes, por pesado, y ahora a ver cómo disimulas; el farmacéutico que se te queda mirando como pensando: "¡Mira, la bipolar haciendo brazos!", y hasta puedes coincidir con tu hijo, un tiarrón cachas y barbudo de 18 tacos con un montón de rizos en el pelo que a poco más no le va a entrar el casco moto Honda como siga así. Son modas. También están las mujeres que un poco más se les sale un pezón o el hialurónico por la boca. Todo esto dentro, porque si te vas a la elíptica frente a las enormes cristaleras de la calle, ya entonces si que flipas como si estuvieras dentro de un fragmento de la película "La ventana indiscreta", lo mismo te pasa una gore paseando al perro, una abogada de turno de oficio, una poli de la UFAM, una patrulla de la Nacional a full con la sirena a por los cacos o la patrulla de la Local haciendo una foto denuncia con su móvil al contenedor de obra de enfrente que cada vez rebosa más escombro. No me pagan por hacer publicidad de este sitio, pero, lo dicho: lo mejor, hacer deporte aquí. Si usted se aburre, es porque quiere. Una pista: empieza por M.
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