Efeto Pigmalión
Pigmalión era el rey de Chipre y decidió casarse con una mujer, aunque no le valía cualquiera, porque tenía que ser perfecta. Desesperado, sin encontrar modelo alguno, desistió abandonar su idea y dedicarse a esculpir una figura femenina muy hermosa, cuyo nombre sería Galatea. Se enamoró de ella hasta tal punto de obsesión que ya la veía en sueños. Afrodita, viendo cómo la amaba, quiso recompensarle y dio vida a Galatea. A la mañana siguiente, Pigmalión encontró a la estatua con vida y Afrodita le felicitó por su buen trabajo, así como que merecía la felicidad que tanto ansiaba.
El mito refleja la obsesión, la perfección y la idea de que, si crees que puedes, lo lograrás, así como el poder del amor que las palabras hacen en las personas. Se sabe que, si a una persona la estimulas con frases positivas, reconoces su valía y la animas cada día, conseguirá su objetivo. Lo mismo pasa en el caso contrario. Si a alguien le estás machacando con que no vale, no lo va a conseguir, no sirve, le ensalzas sus defectos o le metes miedo constante, este abandonará por falta de autoestima y frustración.
Es la fuerza del amor lo que hace que alguien saque lo mejor de ti. Puede ser alguien cercano o no, el caso es que repercutan sus palabras de ánimo en tu logro.
Rodéate de quien te valora, no de quien te destruye.
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