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Elecciones europeas: las consecuencias

11 de Junio del 2024 - J. J. J. Suárez González (Gijón)

No vamos a repetir aquí los resultados, las cifras y los porcentajes de las elecciones europeas; vamos a centrarnos en las consecuencias: las instituciones que cortan bacalao, como la Comisión Europea, no van a cambiar, porque, a pesar de que la composición del Parlamento Europeo ha variado bastante, la mayoría de populares, socialistas, liberales y verdes se va a mantener. Es decir, van a seguir gobernando la UE los mismos, van a seguir con sus mismas políticas y vamos a tener Von der Layen para rato, mientras permiten que los nuevos diputados, con mucho ardor guerrero, discutan sus cosas en Estrasburgo, pero sin ninguna consecuencia.

Si hay un partido político que ha arrasado a nivel europeo es el de la abstención, porque como muchos ya sabíamos lo que iba a pasar, o no nos convencía nadie, no hemos perdido el tiempo. Eso ha enfadado a los perdedores, que ya hablan, los muy demócratas, de hacer obligatorio el voto. Los ha enfadado no porque, como hemos dicho, no vayan a seguir haciendo lo mismo a nivel europeo, sino por las repercusiones a nivel nacional. Esas consecuencias van a ser inmediatas. El batacazo que se ha dado la coalición del "gobierno semáforo" en Alemania ha sido tremendo, y no digamos el partido del presidente de Francia, Macron, seguidos por el partido del primer ministro belga y otros. Habrá desde movimientos telúricos hasta elecciones anticipadas. Sería muy atrevido apuntar solo una causa de lo que les ha pasado a los derrotados, pero seguro que no ha sido una casualidad: todos los belicosos, unos más y otros menos, han perdido. El presidente Macron, por ejemplo, anunciaba el jueves pasado que iba a enviar cazas Mirage 2.000-5 a Ucrania y a entrenar, in situ, a 4.500 soldados ucranianos y ya hemos visto lo que le ha pasado el domingo. A los franceses, desde De Gaulle, no les gusta supeditarse a las políticas y a los intereses de EE UU. En Alemania, los socialdemócratas del canciller Scholz (otros que habían autorizado atacar Rusia con sus armas) pasan a ser la tercera fuerza política, superados por la derecha de la CDU y por la ultraderecha de Alternativa por Alemania, mientras Verdes y Liberales ya casi no pintan nada. Aparece en escena el partido de la comunista Sahra Wagenknecht con seis diputados, que se come a "La Izquierda". La llaman la "rojiparda" (a la gente cabal le ponen ahora etiquetas muy curiosas) porque no considera a Rusia enemiga de Alemania y está contra la Agenda 2030 y contra la inmigración masiva. Pero, hay dos claros ganadores en Europa, una es Marine le Pen, una corredora de fondo que solo ha tenido que esperar a ver pasar el cadáver del belicista y globalista Macron, y el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que vuelve a arrasar mientras el ministro de Exteriores magiar acababa de regresar del Foro Económico Internacional de San Petersburgo. A pesar de todas las mentiras, etiquetas y falsos relatos repetidos una y mil veces, la gente no traga con todo. Los medios de comunicación tradicionales deben tener cuidado, porque los jóvenes ya no tienen confianza en ellos y, para bien o para mal, se informan ya más por las redes sociales. En fin, unos intentarán salvar los muebles, otros se van a tener que conformar con las lámparas y los más desafortunados, quiero decir, los que más se lo han estado buscando, tendrán que dedicarse pronto a otra cosa. Entre estos últimos están los de Podemos y los de Sumar, mientras los de IU, que fueron inteligentes cuando se unieron a Podemos, pero que no han sabido romper y marcharse a tiempo cuando los de Iglesias, Montero y Díaz la han cagado, también podrían seguir, si no rectifican de inmediato las políticas de las que han participado, el mismo camino. De Ciudadanos ya ni hablamos.

Se está escuchando mucho estos días lo del "avance de la ultraderecha", pero bajo esa etiqueta se mete en el mismo saco a formaciones políticas que, aunque coinciden en algunas cosas, poco tienen que ver en muchas otras. No se dice que los de Le Pen, Salvini y Alternativa por Alemania, por ejemplo (seguramente se unirán los de Orbán), están en Estrasburgo en el grupo Identidad y Democracia, mientras que los de Vox, junto a los ultracatólicos polacos y los independentistas flamencos (sí, los que ayudaron a Puigdemont) están en el grupo Conservadores y Reformistas Europeos.

Vamos a ver cosas tremendas, en España y en Europa, pero ya hemos visto que se resiste todo. Mientras la gente tiene sus propias preocupaciones, Sánchez y Scholz, dos perdedores entre todos los perdedores socialdemócratas, han sido elegidos negociadores para repartir los altos cargos de la UE. Que ustedes los repartan bien.

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