De la renovación en el PP asturiano y el doditis
A modo de ejemplo, y por aquello de la didáctica: ¿alguien se imagina un clamor en favor de la renovación de la Roja, o de su entrenador, recién obtenido el Campeonato del Mundo de fútbol? A nadie, claro. Pero descendiendo a la política regional del PP, y después de tantos y tan sonoros fracasos electorales, ¿qué cabe, que no sea la renovación?
A nadie se le escapa que Ovidio Sánchez y su equipo habitual son los culpables indirectos de la actual situación de encefalograma plano que soporta Asturias, genuflexa casi desde el Pleistoceno. Y es que ni siquiera la existencia de un equipo de desgobierno de bajura, como el presidido por Areces, incapaz de sacar a Asturias de los últimos puestos de la fila en lo más imprescindible, ha servido de acicate para que Ovidio Sánchez y sus chicos –y chicas, claro– echasen el resto abordando unas elecciones autonómicas en las que al menos alguno de los alineados tuviese una cualidad propia de los galácticos.
Pues nada, que ante la posibilidad de la llegada de Álvarez-Cascos, de cuya altura política ni los «espinosistas» dudan, aunque temen, y ante la evidencia de las encuestas, la mayoría, que si una espicha aquí, que si otro homenaje allí, o que si una conferencia en el otro lado, se unió al vencedor en busca de abrigo. Pero he aquí que, ante lo previsible de que la mayoría de los habituales no fuesen recolocados en la lista del ex viceministro ni para poner cruces en las papeletas de votación, y ante la seguridad de que los más de ellos y ellas habrían de sufrir el ERE correspondiente, el fichaje galáctico se convirtió en sexagenario y jefe de la «kale borroka». O, lo que es lo mismo, quienes seguramente abocados a la calle, o en el mejor de los casos a tocar la puerta de atrás de alguna «empresucha» privada, tuvieron que ponerse el dodotis implorando a papá Rajoy.
Dudamos que la señorita Espinosa valga para poco más que posados fotográficos, o para alguna escandalera propia de un mercadillo callejero. En nada gana a Álvarez-Cascos y, como mucho, empata en un detalle (a divorcios). Hemos comprobado personalmente su incompetencia y que su puesto obedece exclusivamente al objeto de aproximarse a la parida de la paridad. ¿Renovación en el PP asturiano? Sí, a partir de ahora, a los fotógrafos de prensa, y siempre bajo la opinión de la candidata Espinosa, claro, habrá que llamarlos «hijos de puta».
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