Tomemos el poder otra vez con la alegría de los valientes
No me lo podía creer. Sueños bien raros durante la noche. Tanques en toda la ciudad. Realmente pensé que la Tercera Guerra Mundial había empezado, pero no fue así.
Alguna situación extraña se estaba viviendo en España, pues nada funcionaba, habían caído las redes eléctricas, no había agua, los mandos ya no hacían caso y la policía militar estaba por doquier, pidiendo documentación y devolviéndonos a nuestras casas.
La policía no informaba, los móviles habían sido reseteados desde la distancia por la inteligencia artificial, que había tomado el control de todo, carreteras, autopistas, ciudades, colegios y países.
Nunca se nos habría pasado por la cabeza que algo así ocurriría, aunque ya vemos que estábamos terriblemente equivocados. Es la lucha de la máquina contra el ser humano, y de momento parece que la máquina está a cargo de todo.
Se nos pide calma desde los coches de la Policía Militar, gritando sin parar, a través de sus megáfonos, "vuelvan a sus domicilios, vuelvan a sus domicilios", y así cada cinco minutos sin parar, día y noche. A mí me recordaba la canción del grupo "Rage Against the Machine", pues vamos a "Take the power back", "Vamos a tomar el poder de nuevo", nosotros, los ciudadanos, por supuesto; de momento, no lo tenemos.
Tras 48 horas así, rodeados de Policía Militar, la población tomó las calles y la Policía se unió, porque hasta ese momento se les había olvidado que "ellos" eran la Policía que tenía que protegernos, no obligarnos a cumplir leyes absurdas, inventadas y promovidas por los políticos al cargo de cada legislatura.
Esta vez una epístola bien corta. Por eso les pido que busquen quién es Larry Fink, CEO de BlackRock y lo que hará con nuestros recursos si tenemos alguna deuda. Por cierto, los políticos, todos, lo saben bien. De eso trata este juego, de ver quién mueve ficha antes. Y nosotros deberíamos moverla antes que ellos, los políticos acomodaticios, amoldables, transigentes y de moral flexible, reyes de las medias verdades y las mentiras enteras.
Están jugando con nosotros desde hace mucho tiempo. Toca un cambio de era, por eso no vemos niños en los parques, por eso no crean trabajo, por eso nos pondrán multas impagables por reciclar mal algunas veces. Tengo una casa bien pequeña. He de elegir reciclar como me piden o tener una cocina. Díganme qué y cómo se hace. ¿Pagamos para reciclar? ¿Nos multarán si nos equivocamos al poner algo donde no va, por error, o serán misericordes con el ciudadano? Nos frayarán y quebrantarán a impuestos impensables, y solo lo podrán hacer si los dejamos. Aquí se acaba esta pesadilla.
Una semana más de insultos a la inteligencia de muchos españoles, pero aquí seguimos, "calentinos" en casa, sin mover un dedo, tras esos resultados electorales bien absurdos, donde los de Junts votan en sitios extraños alejados de su comunidad catalana y los votos de muchos ciudadanos no aparecen en esas mesas electorales pero ellos votaron en el colegio electoral de siempre, todo supuestamente, claro.
No sé si en junio los jueces y fiscales serán los mismos o alguna "manina" hará algo sin que nadie se entere, siempre supuestamente. Las democracias modernas se parecen cada día más a esas autocracias previas a las tecnocracias finales a las que este loco mundo nos está teledirigiendo.
Paz y bien, pásenlo bien, y pórtense bien. ¡Hala, con Dios!, que nos hace más falta que nunca. Para que lo pasen bien les dejo una conocidas líneas de "La señorita de Trévelez", farsa cómica en tres actos de Carlos Arniches:
Habla Gonzalo, uno de los personajes:
"Amar a una mujer es como tirarse al agua sin saber nadar: se ahoga uno sin remedio. Si le dicen a uno que sí, le ahoga la alegría; si le dicen que no, le ahoga la pena...".
Igual que en la política actual, con una salvedad, te ahogas casi siempre, le regales tu voto a unos o a otros, porque la máxima de hoy en día es pactar sin decir nada a los electores o votar lo mismo en el 90% de los casos. Ahí lo dejo.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo