Los últimos ajustes económicos del «desgobierno»
Las nuevas medidas económicas aprobadas por este calamitoso Gobierno el 01-12-10 llegan tarde, mal y nunca. Y no consiguen ni acercarse al «corazón» del problema, que no es otro que crear empleo. La rebaja del impuesto de sociedades es engañosa y no ayuda a las pymes, que lo están pasando verdaderamente mal. Me explico. No se baja el tipo impositivo, es decir, el porcentaje que hay que pagar sobre los beneficios líquidos, el cual se mantiene en el 25%, sino que se aumenta el umbral de beneficios, o sea, las pymes que obtenían un beneficio líquido entre 0 y 120.000,00 euros tenían que pagar a Hacienda el 25%, y ahora pasa a aplicarse a las que obtengan un beneficio líquido entre 0 y 300.000,00 euros. No hace falta ir a la Universidad de Harvard para apreciar que una empresa que gana 120.000,00 o 300.000,00 euros líquidos al año, con la que está cayendo, no lo pasa mal, no digo que no tenga apreturas y dificultades, pero genera recursos para hacer frente a deudas e inversiones. El verdadero problema es la pyme que está con beneficios «cero» o pérdidas, que son muchísimas más de las 40.000 que se van a beneficiar de esta medida fiscal, según ha dicho el aprendiz de mago que desgobierna lo que queda de este maltrecho país. Otro aspecto a destacar es el olvido enfermizo que se tiene de los autónomos, a pesar de la grandilocuencia del inepto presidente del Gobierno al decir que se eliminará el pago de las cuotas a las cámaras de Comercio a todo tipo de empresas, incluidos los autónomos. ¿Saben cuánto significa de ahorro al año para una pequeña tienda de barrio que las está pasando canutas para poder abrir la puerta todos los días?, pues unos cuarenta euros al año. ¡Vamos!, la piedra filosofal para que los pequeños negocios, que dan vida a las calles de nuestras ciudades, salgan de la crisis. Otra brillante medida es la libertad de amortización, para que se entienda, todo lo que se gaste en inversiones, como vehículos, inmuebles, maquinaria, etcétera, puede considerarse gasto en su totalidad y así se reduce el beneficio líquido, con lo cual lo que se paga a Hacienda es una cantidad sensiblemente menor. Pero ¿a quién se le va a ocurrir invertir, si el problema es que no hay liquidez, ni capacidad de endeudamiento? Más bien, ¿quién podrá invertir ante la situación de colapso del consumo y estrangulamiento de la economía? ¿No tendrá algo que ver la reunión de las 37 empresas más importantes de las 17 autonomías (pues España, como tal, ya no existe)? A mí me da en la nariz que esas empresas no tienen problemas de liquidez..., pero, claro, yo no estudié en Harvard.
Luis Manuel Prida Alvareda, Oviedo
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