Mi amigo

18 de Junio del 2024 - Fernando Vijande Fernández (Castropol)

Yo tenía un amigo que sabía la hostia, era muy listo, sabía cosas que todavía no se habían inventado.

¿Tú por qué sabes tanto?, le preguntaba.

Yo pienso en una cosa e invento para qué sirve y eso a veces no lo pensó nadie.

En ese momento pasó un coche y dijo él:

"Mira, ese coche un día irá a trabajar él solo y el dueño se quedará en casa durmiendo".

Mi amigo ya tenía un concepto muy avanzado del trabajo.

Decía que Dios se equivocara cuando le dijo a Adán: "Ganarás el pan con el sudor de tu frente". Un día, decía, los coches se pelearán por el trabajo y habrá que inventar un sindicato de coches para que los defienda. Era muy revolucionario y revindicativo mi amigo con los derechos de los coches.

Mi amigo sabía la de Dios de coches. Tenía un hermano que tenía un 600 y todas las semanas, después de lavarlo, le dejaba su hermano sentarse al volante y dar unas cuantas vueltas imaginarias con trompo incluido al tirar del freno de mano.

"Algún día", decía, "los coches serán como los pájaros, el cielo estará lleno de coches y volarán por encima de nuestras cabezas". "Habrá que hacer autopistas en el cielo". Eso todavía no lo había pensado nadie. Así pondremos gasolineras en el cielo y la gasolina estará por las nubes.

"Los coches, decía, son de distintos colores como los pájaros, los hay blancos como las gaviotas y negros como los cuervos y rojo-amarillo como el petirrojo". Algún día los coches querrán ser invisibles a menos que les caguen las gaviotas.

"Los coches, decía, unos circulan de madrugada como las urracas y otros de noche como la lechuza. Habrá que compensar a la lechuza por su turno de noche con un plus de nocturnidad".

Mi amigo también era muy reivindicativo con los derechos de los animales.

También mi amigo sabía la hostia de animales. Era capaz de decir ornitorrinco sin equivocarse. Decía que había animales hasta en la sopa y yo revolvía con la cuchara para dejarles salir antes de comerla.

"¿Qué pasa?", preguntaba mi madre. "¿No te gusta la sopa?". "No, nada", decía yo, "es que está caliente". Yo también respetaba los derechos de los animales.

"Algún día, decía mi amigo, habrá un sindicato que defienda a los animales que no vemos.

Mi amigo también sabía la hostia de los animales invisibles y a veces jugábamos a escondernos para que no nos vieran.

"Habrá que hacer un sindicato invisible para defender a los animales invisibles", decía.

Era muy listo mi amigo, sabía la de Dios de todo.

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