Un saco no es una media
Y mucho menos, de seda. Vienen a cuento los sacos y las medias porque el insigne ministro de Fomento, de buenas maneras, ha vuelto a "défrayer la chronique" con una de sus deposiciones verbales (evitamos adjetivarlas de escatológicas para no incurrir en manifiesta redundancia). De un diputado de la oposición ha dicho Puente que es "un saco de mierda".
Se pueden encontrar antecedentes históricos, nada menos que imperiales, al exabrupto de Puente. "No sois más que mierda en una media de seda", le espetó Napoleón a monseñor Talleyrand, obispo de Autun. Talleyrand replicó con episcopal mesura: "Lástima que un hombre tan grande se exprese con tan mala educación". El obispo de Autun era progresista y llegó a ser ministro plenipotenciario de Bonaparte, lo que no le impedía tocarle las narices con impertinencias. Cuando el emperador quitó de en medio al Borbón duque de Enghien, Talleyrand soltó aquello de "peor que un crimen, es un error" (Napoleón prefería pasar por criminal que por metepatas).
Para pringar al obispo, Bonaparte echa mano de una media de seda. Puente llega con un saco, que suelen ser de arpillera. El mozo de cuadra imita al señor como puede: en rústica. Si el ministro de Fomento de buenas maneras hubiera prolongado sus estudios con unas lecturas mínimas, dispondría de un holgado repertorio para salir airoso en sus intervenciones, sin obligarnos a tirar de la cadena cada vez que abre la boca. Podría zanjar cualquier diatriba apocalíptica de la oposición con un "Hala, hala, después de mí el diluvio". Y dada su acreditada fijación freudiana en la fase anal ("caca, pipí, culo"), qué partido le habría sacado al malogrado Alfonso XII cuando, jacarandoso hasta en su lecho de muerte, alecciona a su real consorte para la inminente y arriesgadísima Regencia: "Cristinita, guarda el coño, y de Sagasta a Cánovas y de Cánovas a Sagasta".
No parece que Sánchez tenga en cuenta las lecturas al escoger a sus Ábalos, Koldos y Puentes. Y tentado que está uno de tirar a su vez de repertorio para interpelar al del saco: "Oscarchu, ¿por qué no te callas?". No es difícil anticipar la respuesta: "Si me callara, el puto amo me pondría en la calle de inmediato". De donde se infiere que "la formidable y espantosa máquina" que Sánchez pasea y exhibe por todas las ferias de España, en vez de fango, expande otra cosa. La que Puente recoge, mete y distribuye en sacos.
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