La fonofobia recurrente y el karma
Hace unos meses formulaba en esta sección diversas hipótesis sobre los ruidosos infiernos alternativos sostenibles, caso del escape libre de los coches, los helicópteros de la Policía, las sirenas de las ambulancias, las lavadoras, la mayoría de las herramientas eléctricas y los perros que ladran todo el día y toda la noche.
Maldije entonces a “Pericles”, el chucho de mi vecino del quinto, y el terror que suponía que un perro empezara a ladrar de noche y contagiara a todos los perros del barrio.
Hoy maldigo haberlo maldecido porque ya ha dejado de ladrar definitivamente. Lo siento porque seguro que no lo hacía a posta.
En definitiva, se ha muerto “Pericles” y la “recompensa” kármica me ha enviado a un sustituto humano, un imbécil con una moto Yamaha V8 sin silenciadores en su tubo de escape, ignorante de que una sociedad liberal se basa fundamentalmente en no ser un idiota insolidario y maleducado que mantenga a la gente despierta por la noche, reventando el número de decibelios permitidos sin que la Policía, en este caso amigable y condescendiente, haga absolutamente nada.
Pue sí, a mí también me enfurecen los escapes innecesariamente ruidosos, y no me sorprendería descubrir que lo que piensan realmente estos “figuras” es que todos los demás estamos impresionados cuando a las tantas, y sin venir a cuento, aceleran agresiva y ruidosamente el motor, sin ninguna buena razón que lo justifique.
Luego, cada vez que me encuentro en una conversación que tengo que interrumpir para esperar a que uno de estos cretinos sociópatas se vayan a la mierda en la distancia, tengo fantasías ociosas sobre llenar sus tubos de escape con cemento húmedo en medio de la noche o poner una red de pinchos de un lado a otro de la calzada.
Aunque se me ocurre que quizás fuera más efectivo un cartel con la figura de dos latinas atractivas y al fondo un tipo con una Honda CBR. Las chicas miran y se ríen. El cartel tiene un eslogan: “Cuanto más ruidosa es la moto, más pequeña la tiene el motorista”.
Creo que esto acabaría definitivamente con el vacile y el ruido nocturno de estos machotes.
¿Cuánto costaría alquilar una docena de vallas publicitarias?
¡Ah, y olvidaba mencionar la basura! Estoy notando el regreso abusivo de tirar basura constantemente. No sé si esto es resultado de la inmigración o de la única obsesión de los movimientos ambientalistas con las emisiones de gases de efecto invernadero, el hecho es que me asombra la recolección de basura y el reciclaje en la calle los siete días de la semana.
Disculpe por el desahogo gratuito, pero acabo de leer que el PSOE ya habla hoy de incumplir el acuerdo de ayer con el PP sobre el CGPJ que firmaron Bolaños y Pons (“no es vinculante”, dice Bolaños, lo mismo que dijo ayer Patxi), y estoy que me llevan los demonios por el timo.
Antes de despedirme, aclaro que aunque usted haya escuchado que las cabezas pensantes del Consistorio ovetense tienen la intención de cambiar el nombre de carretera del Rayo por el de Avda. Zelensky, no se vaya a creer que la intención de nuestro alcalde sea homenajear al prócer ucraniano de esta manera.
La especulación viene de que la carretera del Rayo tiene un asfaltado con más baches que un campo de batalla ucraniano. De ahí la ocurrencia de Avda. Zelensky, como lo sería Avenida Pol Pot, Plaza del Hitler o Torre Trump. Ocio municipal lo llaman.
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