¡Más dignidad que orgullo!
Regresa el Día del Orgullo. Y más allá de esa fiesta para la desinhibición, yo apelo a la dignidad de la persona. Para mí en el respeto a los sentimientos del ser humano se edifica la paz colectiva.
Todavía choca para muchos que dos personas del mismo sexo se quieran y vivan juntos; a la vuelta de la esquina está la desconfianza, el rechazo y el odio. Desgraciadamente los casos de homofobia siguen apareciendo en los medios de comunicación. Sé que la inercia de la tradición convierte al ser humano en una mera pieza del engranaje procreativo, es decir: que al hombre no se le ve más que desde la perpetuación de la especie. Sectores de nuestra sociedad continúan imponiendo radicalismos absurdos y peligrosos que incluso dan la espalda al afecto y al cariño mutuos.
Por eso, insisto en la idea de defender la dignidad por encima del orgullo. Hay que nivelar la balanza de una humanidad que necesita el amor en plenitud y en amplitud. Y una buena educación puede contribuir a cimentar y enaltecer esos vínculos afectivos entre personas, independientemente de que tengan el mismo sexo.
Los sentimientos transparentes y hermosos que viven en lo más hondo de una persona pueden alcanzar cumbres maravillosas. No nos engañemos: en esta vida el rumbo lo marca el corazón. Y yo pienso que la felicidad de dos personas puede ser tan radiante como la propia luz del día.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo