A vueltas con los insultos
Detesto el insulto de manera visceral. Creo que el que utiliza el insulto en vez del razonamiento para ofender, herir y dañar, a veces de modo irreparable, pierde toda su credibilidad y demuestra una falta de control y de dominio muy poco compatible con la inteligencia. Pero si es así en el ámbito privado, es ya intolerable en el público, donde continuamente estamos asistiendo a una escalada de insultos y descalificaciones personales en la clase política, que debería dar ejemplo de serenidad en todo momento, tanto cuando los vientos son favorables como cuando no lo son. Y dicho esto, voy a referirme a los insultos más comentados estos días y son aquellos a los que tan frecuentemente alude el señor Álvarez-Cascos. En todo momento, lugar y situación, empezando por la rueda de prensa del día 2 de enero, el señor Cascos ha hecho de los insultos de los que había sido objeto por parte del alcalde de Oviedo y de su indefensión ante los órganos competentes del partido a nivel nacional, el "leitmotiv" de su decisión de abandonar el Partido Popular y así quedar "disponible" para otros objetivos, según sus propias palabras. No puede ser que argumento tan débil sea el único que e señor Cascos tenga para actuar así. Seguramente habrá otros que los ciudadanos de a pie no sabemos, sobre todo porque no es comparable la tremenda indignación, que según mi punto de vista, hay que tener para abandonar un partido en el que se ha militado 34 años y en el que se ha ocupado puestos de muchísima responsabilidad, con la debilidad de sus acusaciones.
Antes de escribir este artículo he estado analizando una por una, las ocasiones en que don Gabino de Lorenzo "insultó" al señor Álvarez-Casos y el resultado fue el que les expongo a continuación. Varias veces, tres o cuatro, lo llamó galáctico, lo cuál para mí, aficionada y seguidora del Real Madrid y familiarizada por lo tanto con la palabreja, que se empleaba para designar a los jugadores más que buenos, buenísimos y varias cabezas por encima del resto, me parece un elogio de los mayores que se pueden decir a nadie. El segundo "improperio" dedicado al señor Cascos fue sexagenario, que lo es, y que así, sacado de contexto, es un poco "faltón", pero cuando la persona que lo dice también se llama a sí mismo sexagenario y además lo dice en tono coloquial, no me parece un insulto gravísimo. Lo de terrorista tiene ya un tinte más peligroso tal y como lo dice el señor Cascos, pero resulta que ahí ha arrimado el ascua demasiado a su sardina y se ha pasado varios pueblos en la acusación. Consultados los periódicos donde aparece el famoso insulto, en ninguno he encontrado esa palabra en boca del alcalde ni de ningún miembro del PP de Asturias. Lo que se dijo fue que, el entorno del ex ministro, o sea los llamados casquistas, parecían, por sus declaraciones y manifestaciones públicas, en las que algunos de ellos hablaban o mejor escribían sobre la quema pública de periódicos y la motosierra para cortar cabezas, la kale borroca en versión asturiana, lo cual no es procedente ni justificable porque el terrorismo en cualquiera de sus formas mejor no mencionarlo, pero comprensible en cierto modo, dada la virulencia de los ataques de algunos de sus seguidores. Y eso fue todo, lo cual no da para justificar una decisión tan grave como la tomada por el señor Cascos que incide directamente en la línea de flotación del PP asturiano (aún admitiendo que no es precisamente un dechado de perfecciones), en el peor momento en el que todas las fuerzas son pocas para tratar de sustituir de una vez al gobierno del PSOE que, por decirlo de modo coloquial, no da más de sí. Por eso repito que tiene que haber algún otro motivo, que a lo mejor conocen sus incondicionales pero que una buena parte de los asturianos desconocemos y estamos deseando saber y lo único que conseguimos hasta ahora es que nos explique la historia pormenorizada del AVE, a la que todos, y yo la primera, agradecemos su inestimable contribución, pero que ya está en las hemerotecas para quien tenga el capricho de conocerla a fondo. Somos muchos los que en este momento, sin estar en la política activa, estamos expectantes ante este pulso entre dos fuerzas, una real llamada Partido Popular y otra virtual (que ya va tomando forma), la del señor Cascos, que no difieren en el programa, ni en las ideas como sería lo normal, sino en algo tan coyuntural como una decisión sobre quien debe ser el candidato a presidente en las próximas elecciones, tomada por el Comité Electoral Nacional del partido, que puede ser equivocada para unos y acertada para otros, pero nunca causa de enfrentamiento frontal y de ruptura, que recuerda viejos tiempos no del todo superados y que llevará sin duda a una situación que en nada beneficia a Asturias ni a los asturianos, aunque a veces utilicen nuestro orgullo para justificar tanto despropósito.
Súbtilutos: Álvarez-Cascos y sus débiles argumentos para abandonar 34 años de militancia
Destacado:
Siempre me declaré admiradora de Cascos por su valía y gestión eficaz pero me siento muy decepcionada con sus últimas actuaciones, que se perciben como un enfado monumental, nada digno de un político de altura
Siempre me declaré admiradora del señor Cascos por su valía y "responsabilidad funcional" que en palabras de Giovani Sartori es sinónimo de gestión eficaz y competente en todas las misiones que hasta ahora le fueron encomendadas y así lo expresé públicamente, pero he de decir, que me siento muy decepcionada con sus últimas actuaciones que se perciben como un enfado monumental, nada digno de un político de altura como queremos los asturianos que sea nuestro futuro presidente, y una toma de decisiones visceral y poco consistente en el momento más delicado, a la vista de sus pobres argumentos que más bien no lo son.
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