Me faltan seis
Sus nombres:
- José María Corbín Ferrer.
- Guillermo García Leal de !barra.
- Emilio García Pérez.
- César González Tejerina.
- José Luis Martín García de Castro.
- Vicente Vallejo Angulo.
Me acordé de ellos el sábado 29 de junio de 2024, dando un paseo higiénico a lo Giner, con mi hermana, con tiempo morriñoso, por el camino que bordea el Palacio de la Magdalena. La península estaba muy animada con turistas y niños complacidos que veían cómo daban de comer a los leones marinos. Dos trenes rojos con minivagones estaban a punto de salir, con viajeros expectantes y sonrientes. Mi hermana participó como aparejadora, con Luis de la Fuente como arquitecto, en la gran remodelación del palacio y las caballerizas de los años 90. Junto al palacio, más bien casa grande, han colocado fotos en blanco y negro, buenas, no tan buenas como las de Muel en LA NUEVA ESPAÑA, pero buenas, de prohombres que han pasado por allí. By the way, qué interesantes aparecemos en nuestras fotos de perfil. Parecemos, me incluyo, Carlos Ruiz Zafón a punto de escribir algo relevante.
Aquellos chicos de la lista inicial no tuvieron tanta suerte como los turistas. Eran alumnos de la Universidad de Verano y el 29 de agosto de 1936, día de la clausura de curso, fueron los únicos que no pudieron regresar a sus hogares. Fueron detenidos, siendo su delito tener una radio. Lo recogió Benito Madariaga de la Campa en su biografía de la Universidad de Verano. Esta biografía está en abierto en la red, en PDF, en la página del Centro de Estudios Montañeses, el RIDEA de la comunidad vecina. Hubo una denuncia a la Policía, que, cito a Madariaga, "efectuó un registro en sus habitaciones, donde, al parecer, encontraron aparatos de radio que les comprometían, en relación con su filiación política. Fueron los únicos que no pudieron ir a sus casas y ello sirvió, más tarde, para injustamente responsabilizar a los organizadores de la Universidad". Fueron asesinados en lo que llamó Madariaga "la trágica matanza del buque prisión Alfonso Pérez". El rector, Blas Cabrera, no quiso abandonar Santander mientras alguno de sus estudiantes estuviese preso, e intercedió con insistencia por ellos. A mí me parece un baldón (palabra que incluso a mí me parece antigua) difícil de eliminar de cualquier institución universitaria. Que alumnos que se habían confiado a ella y matriculado en sus cursos fuesen detenidos allí, en lugar que debiera ser sagrado e inviolable como las iglesias de la Edad Media, solo me parece concebible en una época en la que el odio estaba suelto. Hay que confinar el odio. Pero recordar. No reivindico ni pido nada, pero si alguien tiene a bien añadir las fotos de esos chavales a las glamurosas, como la de il bello Vargas Llosa y compañeros, que rodean el exterior del palacio, no estaría mal. Antes de la clausura de la Universidad en ese verano marchó a Estados Unidos desde Bilbao, en el acorazado estadounidense "Oklahoma" -el mismo barco que sirvió para repatriar a estudiantes en Santander de ese país que huían de los horrores de la guerra-, Pedro Salinas, secretario general de la Universidad de Verano. El "Oklahoma" llegó a la bahía de Santander el 25 de julio. Salinas iba a enseñar en Wellesley College en Boston. Quizá alguno de esos chavales hubiera llegado a ser tan buen poeta como Pedro Salinas. No tuvo suerte.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo