Asturias y León: relaciones estratégicas

En León existe una mayoría social a favor de su autonomía en solitario. Los comentarios a propósito de una unión con Asturias son ocurrencias, porque no está en el debate público leonés. León no quiere depender autonómicamente de nadie. Esta es la definición de lo que sucede en León: mayoría social a favor de una autonomía propia.

Establecido este primer planteamiento, refrendado por las frecuentes encuestas realizadas en los últimos 40 años, León y Asturias tienen intereses estratégicos comunes. León es la provincia con la que más límite comparte Asturias. Solo por las necesidades de incremento de las comunicaciones ya habría razones suficientes para que una autonomía leonesa interesase en Asturias.

Además, la mala evolución del interior de Asturias en términos demográficos y económicos no es solo culpa de la crisis de la minería del carbón. Si se hubiese desarrollado el corredor industrial previsto en el Plan Director de Infraestructuras de 1993, el pasillo Mieres-Pola de Lena-La Robla-Onzonilla sería hoy una aglomeración de instalaciones empresariales y de núcleos intermedios activos y poblados entre Oviedo y León. El desplome poblacional de Asturias, que amenaza con perforar la línea del millón de habitantes a la baja, se habría contenido.

La desarticulación de cualquier promoción industrial y de infraestructuras en León por la Junta de Castilla y León ha bloqueado las posibilidades de desarrollo de nuestros corredores industriales (de asturianos y leoneses, de habitantes del noroeste ibérico en sentido amplio). Hoy el área central de Asturias, que fuera la mayor aglomeración del noroeste hispano, se desinfla, confinada a un espacio relicto contra el mar. El enlace de sus puertos para incorporar cargas de áreas industriales interiores cercanas se esfuma.

Mientras León no tenga su autogobierno y pueda acometer el despliegue intensivo de las comunicaciones con Asturias, como el corredor Ponferrada-Costa Asturiana o el túnel Villablino-Cangas del Narcea, Asturias será sujeto paciente de un declive que no podrá evitar. León es una pieza importante en el puzle de la economía asturiana. Cualquier análisis estratégico corroborará que para hacer algo en el noroeste ibérico que lo haga despegar como región económica hacen falta, al menos, estas piezas: Asturias, Galicia y León. Si falta cualquiera de ellas, esta lanzadera al comercio internacional que es el noroeste no funcionará.

Por lo tanto, podemos regodearnos sobre las glorias históricas, podemos viajar a la playa a Asturias o venir a secarnos a León, podemos beber sidrinas en un chigre o comer cecina en una bodega, pero si no activamos la autonomía leonesa, nos ahogaremos económicamente en un mar de pensiones de jubilación, que también se marcharán con el tiempo.

La pasividad asturiana en la cuestión de la autonomía leonesa es suicida. Padrón municipal INE: Asturias en 1996, 1.087.885 habitantes. Asturias en 2023, 1.005.283 habitantes. Asturias perdió en diecisiete años 82.500 habitantes. León en 1996, 517.191 habitantes. León en 2023, 447.463 habitantes. 70.000 habitantes menos. ¿Y con esto queremos competir con el Corredor Mediterráneo? Porque los políticos de allí no hablan de Cataluña, ni de Valencia, sino del Corredor Mediterráneo. ¿Para cuándo un Corredor Transcantábrico?

Asturias tenía 299.934 pensionistas a 1 de junio de 2023, según la Seguridad Social. León 140.013. Tenemos unos 340.000 perceptores de ingresos por esta vía, aunque van decreciendo. Los pensionistas aportan capacidad de consumo y contingente de población, pero serán progresivamente menos. Por su parte, tenemos 387.107 cotizantes a la Seguridad Social en Asturias y otros 169.126 en León, que suponen unos 557.000 cotizantes entre ambas vertientes.

Nuestro mercado de consumo, decreciente, nunca será mayor que hoy en los próximos decenios. Nuestra importancia, tampoco. Es una reflexión para llamar a los asturianos a que tomen posición en el conflicto de la autonomía leonesa. No voy a decir que los asturianos la necesiten tanto como los de León, pero sí que sin autonomía leonesa al Principado le espera un futuro poco prometedor: poca industria y muchos camareros en un jardín geriátrico verde.

León y Asturias han sido capaces de tomar en sus manos su futuro en varias ocasiones a lo largo de la historia. Estamos ante un momento histórico capaz de romper la tendencia al declive. El conflicto de la autonomía de León no se juega solo en León y en Madrid. Asturias tiene un papel que jugar por sus propios intereses y por el interés general del país.