Jaca, "el Viejo Aragón" y Pau, su vecino francés, para un veraneo pirenaico
Jacetania es también la denominación del Viejo Aragón, una de las dos comarcas de los Pirineos occidentales, la que se extiende en el entorno del río Aragón y tiene a Jaca como capital. Con sus doce mil habitantes, situada en una meseta a ochocientos metros de altitud, Jaca es un nudo de comunicaciones con asentamientos prerromanos, que en el siglo XI llegan a constituirse obispado, época en la cual comienza a construir uno de sus principales monumentos actuales: la catedral románica, situada muy céntrica, cerca del palacio renacentista que ocupa el Ayuntamiento, al lado de una coqueta placita y de la Torre del Reloj, un edificio del siglo XVI que fue cárcel.
Las actividades deportivas de la nieve, la pesca de río, el montañismo y senderismo, así como su famoso Festival Folclórico de los Pirineos -que se celebra cada dos años, alternándose con la sede de la ciudad francesa de Oloron-Sainte-Marie-, hacen de Jaca un lugar animado. La ciudad ofrece además otros puntos de interés turístico, como es su Ciudadela, de amplia extensión, en forma pentagonal con baluartes, fosos, arcada de acceso y puente levadizo, polvorines, túneles y cuarteles, construidos en el siglo XVI. Está perfectamente cuidada, conservando los elementos de su origen, cuando Felipe II la mandó erigir como punto estratégico de defensa fronteriza.
A pocos kilómetros de Jaca en dirección suroeste, después de haber pasado por el pueblecito de Santa Cruz de la Serós, donde hay una estupenda iglesia de estilo románico normando, está el monasterio de San Juan de la Peña, “cuna de Aragón”. Situado a la sombra de un enorme peñasco de conglomerado, tiene unas construcciones muy primitivas románicas y mozárabes de los siglos IX y X, el panteón de los reyes de Aragón y un bellísimo claustro románico, también al cobijo de la gran peña. Es un lugar muy visitado por su interés histórico, artístico y sentimental, además de que es el punto de origen de un sendero que lleva al atractivo mirador de los Pirineos.
Destacado 1: Las actividades deportivas de la nieve, la pesca de río, el montañismo y senderismo hacen de Jaca un lugar animado
Destacado 2: Pau, capital del Béarn, es una ciudad cargada de historia y muy francesa, conocida como la cuna del rey Enrique I
Pau, capital del Béarn, es una ciudad cargada de historia y muy francesa, conocida como la cuna del rey Enrique IV. En el siglo XIX, se puso de moda como una ciudad tranquila, de buen clima, magníficas zonas verdes y paisajes, ideal para el descanso y la salud. Por eso se pueden ver en la población elegantes edificios y jardines a la moda británica de la época. Su castillo, donde nació Enrique IV, rey de Francia y Navarra, está situado en el antiguo barrio medieval y renacentista. Es un edificio del siglo XIV, muy restaurado cuatrocientos años después, que alberga un tesoro de mobiliario y obras de arte, con una colección de tapices considerada como de las más importantes del país galo. Tiene una prestigiosa universidad que convoca a quince mil estudiantes de regiones vecinas francesas y españolas, con un campus que extiende sus edificios entre rico arbolado. En realidad todo Pau se contempla desde la autopista de acceso como una mancha verde de floresta y bosque pirenaicos. En el castillo arranca el Boulevard des Pyrenées, elevado sobre el río y que deja ver, en casi dos kilómetros de recorrido hasta el parque y palacio Beaumont, toda una amplísima panorámica sobre la cordillera, con sus cumbres nevadas en el horizonte. En ese entorno de villas inglesas hay jardines, rosaledas y toda una exhibición de árboles exóticos, desde las secuoyas de California hasta las araucarias chilenas, pasando por los tilos, cipreses, magnolios, palmeras o cedros del Himalaya.
Además de callejear por la ciudad, tras haber subido en funicular desde la estación, situada en el plano del río, hasta la Place Royal, cabe destacarse también el Musée des Beaux Arts, con cuadros del Greco, Rubens y Degas; y la pequeña casa-museo donde nació Baptiste Bernadotte, que llegó a ser mariscal de Francia con Napoleón y posteriormente elegido por el ejército sueco para ocupar el vacante trono de aquel país, iniciando la dinastía regente hasta la actualidad al ser coronado como Carlos Juan XVI de Suecia.
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