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Crear o medrar, ser o no ser

19 de Enero del 2011 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

¿Por qué creamos, cuál es el fin de toda creación? No me atrevo a contestar a esta pregunta [llevamos pocos siglos de Historia]. Pero, al igual que la medicina no sabe como funciona una aspirina pero reconoce sus efectos, sí conocemos sus consecuencias: usamos el tiempo generación tras generación para transmitir los logros creativos y, en esa supervivencia de los suyos, surge la motivación de sus esfuerzos.

¿Quiénes son los suyos? Aquí sí me atrevo a sugerir que son los próximos. Con la familia [educación] comienza esa proximidad en busca de su espacio, y se van seleccionando los resultados en busca de un progreso que hasta la fecha ha sido más bien escaso en lo fundamental. El progreso tenía una concepción territorial, de ahí que los matrimonios eran concertados entre familias para ir en busca de territorio y poder. El impulso era medrar en un mundo despiadado «per se», y poco ha cambiado.

¿Debe seguir siendo medrar nuestro objetivo? O crear y movernos en libertad por un mundo global ya conquistado. Es cierto que donde nos hemos criado es un entorno especialmente querido, pero los jóvenes deben sentirse aldeanos de esta globalidad y lograr que el mestizaje y las hibridaciones culturales sean mundiales [algunas puede que sean víricas e infecciosas; pero nada que la medicina de una buena y firme educación no puedan tratar]. La dilución aparente será la consecuencia positiva, y a partir de ella surgirá un nuevo tipo de evolución. [Puede ser que en el territorio AA la cultura XX represente el 90 % y que respecto al resto del mundo tan sólo represente el 15%; pero ciertamente tras la globalización y la dilución aparente, la cultura XX representará un 30% en su territorio AA, pero tras ese aparente fracaso, la hibridación habrá conseguido el éxito de que la cultura XX repreente un 20% en el mundo]. Necesitamos una Europa Unida con la hibridación, la convivencia y la dilución aparente de todas sus diferencias. Y, ¿acaso no debemos pensar lo mismo para España? Pensar que podemos hacer mucho más por el próximo con el próximo formando equipos en igualdad, y que el territorio de lo vasco, catalán o asturiano es toda España, con sus culturas en dilución aparente por toda ella. Pero todo esto es la labor del Gobierno y de la educación de sus ciudadanos, y mal vamos si los gobernantes están más preocupados por ponerle la zancadilla al de al lado que en aumentar la educación, el bienestar o la formación de sus ciudadanos. El Gobierno no puede comportarse como un ciclista que cree que puede ganar la carrera sin equipo; y así nos va: a la cola de la general, y sin ganar una etapa.

Lo cierto es que sin la libertad con su espíritu innovador nada se puede crear. Lo único realmente creativo es el pensamiento y la relación con los demás por medio de la educación. Y éstos son los logros más importantes que podemos legar a las generaciones venideras: el pensamiento y un buen modelo social de relaciones; no son los bienes materiales los logros más importantes. Debemos dejar de medrar, o la expansión nos arrastrará al colapso. El sistema económico centrado en la explotación del hombre por el hombre ya ha logrado su objetivo material, ahora, en el punto de inflexión, los robots ya han hecho su aparición. El liberalismo sin libertad no funciona en su venenosa pureza y se requiere de la hibridación para evolucionar. Una hibridación ligada a la educación y a la formación permanente de los ciudadanos, que dé espacio y empleo a las grandes masas atrapadas entre los trabajos no cualificados y los altamente cualificados [éstos últimos cada vez más escasos debido a la inteligencia artificial y la automatización de procesos]. Necesitamos modelos de renta básica universal que dinamicen a esas masas atrapadas pero bien formadas que, libres y autónomas, generarán el innovador progreso posible sin medrar irresponsablemente. Esto es así porque esta crisis [como todas las que vendrán mientras persistamos en el error] necesita una amortiguación en su sistema de regulación y distribución de riqueza.

[«Éstas eran las claves: el dinero y la codicia. Si no se puede controlar el dinero y el deseo del dinero, no se puede controlar a las personas. Si nosotros los sioux queríamos conservar nuestra forma de vida tradicional, teníamos que luchar para protegerla. Debíamos luchar contra la idea de que el pueblo se interesará cada vez más en gastar dinero y menos en su religión, familias, hogares y granjas. Si no lo hacíamos, si la felicidad consistía en tener todo el dinero que se pudiera reunir, entonces los sioux se volverían mucho menos indios, y mucho más blancos. » (Fools Crow, sioux teton)]

Si la civilización global quiere seguir siendo humana, debe recuperar el consejo de esta civilización arrasada por nuestra expansión, y aprender a crear libertad, bienestar y consumo responsable con un mejor y equitativo principio del reparto de la riqueza. Éste sería todo un renacimiento al progreso y la vida que, junto al desarrollo industrial con sus robots, nos permitiría conquistar el sistema solar y seguir progresando.

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