Lamine y Williams, esos chavales risueños
Que en una sociedad como la nuestra minorías como la musulmana puedan integrarse completamente puede parecerle, a mucha gente, como poco, utópico.
Y como la utopía tiene ese halo de quimera inalcanzable, puede parecernos, de igual forma, algo inservible.
Pues ¿para qué sirve la utopía? Si es caminar hacía algo inalcanzable.
Precisamente para eso para seguir caminando.
No obstante, hay ocasiones en las que se da un salto hacia delante, un avance que desafía los esquemas y patrones establecidos.
Esta vez lo hemos vivido con los extremos de nuestra selección, Nico Williams y Lamine Yamal, unos “chavales risueños” que han emocionado a medio país, y que han servido de referente para muchos otros chavales que se encuentran en un limbo cultural y que por desgracia no quieren o no pueden sentirse plenamente integrados en nuestra sociedad.
En unos momentos complicados, en los que de verdad estamos sufriendo problemas de integración y racismo, estos “chavales risueños” son como una boya de flotación a la que agarrarse, una esperanza, cuanto menos, para seguir caminando hacía la utopía.
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