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Las críticas interesadas a la libertad de elegir

18 de Enero del 2011 - Ricardo Charro García (Gijón)

Entiendo perfectamente que un funcionario, catedrático de Derecho Constitucional en este caso, ponga todo su empeño y presumibles conocimientos en defender la nueva ley antitabaco por el mero hecho de haber sido aprobada por un Gobierno presuntamente progresista.

Es lo que tiene tener una casta tradicionalmente de izquierda, viviendo de nuestros impuestos y del Gobierno de turno, con cargos vitalicios y alejada de la realidad social.

No les importa que esta ley pueda acarrear el cierre de centenares de bares/restaurantes o, como mal menor, una bajada de ingresos o pago de multas alucinantes (piensen que acaban de multar un bar con 600.000 euros por negarse a aplicar esta ley; eso sí, Cataluña sigue sin respetar las sentencias del Tribunal Supremo pero no pasa nada).

A continuación, analicemos las verdades del catedrático Bastida Freijedo:

1) Nos declara que esta ley fue aprobada por las Cortes y recalca que por una gran mayoría. ¿Y? Ni por eso es justa (¿o lo eran las leyes nazis aprobadas por el Parlamento alemán?; no olvidemos que Hitler llegó al poder elegido por su pueblo) ni constitucional (es una ley que va claramente contra el derecho a la propiedad privada).

2) ¿Si la anterior ley, como dice el Sr. Bastida Freijedo, obtuvo como resultado que en el 99% de los establecimientos hosteleros se podía fumar, alguna razón habría? ¿No le parece irracional que si de verdad hubiera una mayoría de consumidores a favor de los locales sin humos ningún empresario transformara su negocio ipso facto para captar esa clientela y aumentar exponencialmente sus ganancias?

Yo, personalmente, ni fumo ni bebo en casa o en el trabajo. Soy lo que se denomina un fumador/bebedor social: me encanta fumarme un puro y tomarme un coñac, pero en un restaurante o en el bar de la esquina, no en casa. Y lo mismo irme de copas y cigarros de noche hasta altas horas de la madrugada. El ambiente que se vivía en este país es lo que ha llevado a decir que Spain is different y ha atraído a millones de turistas.

3) Animar a la gente a denunciar el incumplimiento de la ley antitabaco nos retrotrae a la época de los nazis. Bien lo dice Pérez-Reverte: Anna Frank fumaba. La delató un vecino a la Gestapo cuando bajó a fumar al bar.

Esta ley no es una norma antitabaco, es una norma antifumadores. Son nuestros nuevos judíos.

Aprovecho para señalar a los hosteleros que:

a) No tienen por qué llamar la atención a un cliente fumador; para eso ya tienen colocadas las señales de prohibir fumar (y además se presupone, como en todos los ámbitos, que el ciudadano conoce las leyes o ¿no nos lo dicen cuando nos saltamos una norma de tráfico desconocida o nos embargan la cuenta solamente por publicar la multa en el BOE?).

b) No tienen por qué llamar a la Policía si un cliente se pone a fumar en contra de la señal de prohibición; no tienen potestad para ello ni cobran por ello.

El único responsable es el cliente fumador.

4) Y, por fin, nos comenta el ilustre catedrático que la ley no tiene por objeto prohibir fumar sino restringir los espacios para dicha actividad. Disculpe, profesor, pero olvida algo clave en nuestro modelo de sociedad como es el derecho de propiedad privada.

Que el Gobierno prohíba fumar en sus dependencias, perfecto.

Pero el establecimiento hostelero es un negocio privado.

Es mi libertad, imbécil, la de entrar o no, y la libertad del empresario fijar las reglas que considere idóneas para el desarrollo de su negocio.

Matiza el Sr. Bastida Freijedo que esta ley tiene por objeto directo proteger la salud del no fumador, por lo cual entiendo que el próximo paso será la prohibición de fumar en los coches y domicilios particulares (¿qué mayor fumador pasivo, por ejemplo, que la pareja de un fumador?).

Y, progresivamente, por nuestro bien, claro está (ya que hoy en día la salud es el valor supremo), después de prohibir la bollería en los colegios, el tabaco en los bares/restaurantes (eso sí, nuestros delincuentes podrán seguir fumando tranquilamente en las cárceles a pesar de la presencia de los funcionarios de prisiones... será que tienen menos categoría que los camareros), también se erradicará de los bares el temido alcohol.

Como conclusión, y para demostrar la incongruencia de esta ley, hoy en día en España se puede perfectamente pagar los servicios de una prostituta (actividad ilegal) en un local pero no fumar en él tabaco (producto legalmente vendido y que reporta al Estado más de 9.000 millones de euros en impuestos). ¡Qué triste!

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