A la sanidad pública
Aproximadamente hace mes y medio en este diario publicaban unas declaraciones en primera página del señor Areces o del consejero de Sanidad, no recuerdo de quién de ellos: «Desde hace dos años las listas de espera se han reducido». Me compadezco de quien tuvo que utilizar el servicio hace dos años, aunque sinceramente quisiera que esto me sucediera en estas fechas, pues a mí me parece que es ahora cuando las listas aumentan de mes en mes. En este mismo diario en el interior, en letra pequeña, antes de las Navidades se publicaba: «La planta quinta del Hospital San Agustín, cerrada por falta de enfermos». Y yo esperando. Más sorpresa fue cuando el martes día 11 la noticia era: abierta la planta quinta por causa de las emergencias del domingo día 9. Y que dicha planta iba a ser destinada a los servicios de urología. La sorpresa fue mayúscula para mí. Yo esperando y una planta que iba a ser dedicada a urología cerrada por falta de enfermos. Desde el noviembre de 2009 llevo de médico en médico, habiendo realizado el preoperatorio el 19-10-10, cada diez minutos y como mucho cada media hora tengo que acudir al urinario, debido a un cálculo del tamaño de una mandarina, como me lo comunicó la doctora para que lo entendiera. Soy autónomo, si trabajara para una empresa me dirían que cogiese la baja. Así no puede estar usted. El día 14 acudí a atención al paciente: del trato personal de lo único que no estoy contento. Quien me atendió casi no me da tiempo a sentarme cuando me envía a otro despacho, de oca en oca, para decirme que la lista de espera es de seis meses o más; que sólo los tumores, normal, pero si hay que estar muriendo para que nos atiendan, que nos digan: si no están muriendo aquí no vengan, y que no nos manden prevenir nada. Planta quinta cerrada por falta de enfermos habiendo lista de espera de seis meses o más. No será que falta personal sanitario, y en vez de tantos asesores políticos, tantos concejales liberados, todo ese dinero no estaría mejor dedicado a sanidad.
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