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La Virgen de Covadonga en nuestro día a día

9 de Septiembre del 2024 - Charo Vázquez (Oviedo)

Yo nunca llegué a entender el porqué de tantos nombres para una sola Virgen María, madre de Dios. Después de tantos años creo que lo sé.

Cuando era pequeña, se celebraba en mi casa el día 15 de agosto, día de la Virgen María y ya está. Pero cuando crecí, también se homenajeaba a la Virgen de los Remedios en algunos pueblos y villas de Galicia, o a la de Covadonga cuando vine a Asturias o la de la Inmaculada Concepción en diciembre.

También tiene unos nombres peculiares en otras partes del orbe:

1. En Alemania tiene la advocación de “María, la que Desata los Nudos” o “La Medianera de todas las Gracias”.

2. En Andorra, “Nuestra Señora de Meritxell”, patrona de Andorra.

3. En Argentina, “Nuestra Señora de los Colores”, “Nuestra Señora de los Dolores”, “Virgen de la Dulce Espera” o “Nuestra Señora de los Scouts”, entre otros nombres.

4. En Bélgica, “Nuestra Señora de los pobres de Banneux” o “Nuestra Señora del Corazón de Oro de Beauraing”.

5. En Bosnia Herzegovina, “Nuestra Señora Reina de la Paz de Medjugorje”, que se dice que concede muchos milagros.

6. En Eslovaquia, “Nuestra Señora de la Inmaculada Pureza”.

7. España, Méjico y Venezuela son los países que más nombres tienen para referirse a ella.

8. En Estados Unidos me llamó la atención esta, “María Santísima de la Esperanza Macarena”.

9. En la India, “Nuestra Señora de la Salud”.

10. En Israel, “Santa María del Monte Carmelo”, suena raro, pero así es.

No nombraré ningún otro país porque todo esto está en muchos sitios y si tienen ganas de saber, lo encontrarán con facilidad.

Da igual en qué país hayamos nacido, o que la Virgen, madre de Dios, tenga diferentes nombres. Al final, la Madre de Dios es la misma y nos cuida igual seamos de donde seamos. Nosotros nos dirigimos con los ojos al cielo y Ella nos dará casi siempre lo que nos convenga más, aunque a mí a veces no me gusta, pero para eso tenemos la fe, para fiarnos que Ella y su hijo, Jesús, nos cuidarán siempre, a pesar de todas las vueltas, revueltas, cambios, enfermedades, malas noticias, buenas y malas vibraciones u otros asuntos que los seres humanos no podemos controlar.

Yo, como me considero asturiana-gallega, pues celebro la fiesta de Covadonga y la de los Remedios, así equilibro mis orígenes.

Jamás se podrá decir que Dios no nos busca, porque sí lo hace. En múltiples ocasiones a través de su propia Madre, a la que siempre tenemos cerca, aunque ni miremos para ella o no la tengamos en el alma. Ella, como es madre, siempre está al acecho, guiándonos, apoyándonos cuando las circunstancias no pinten demasiado a nuestro favor o la vida se nos complique.

Si miramos al cielo, aunque esté lleno de nubarrones y no veamos el sol, Ella nos mira, nos conduce a verdes praderas donde podremos recostar nuestra cabeza y estará con nosotros cuando lleguen los momentos duros, tristes o anormales.

Les dejo con unas líneas de la Oración de su Santidad Juan Pablo II, en la Cueva de Covadonga el lunes 21 de agosto de 1989, es el primer párrafo:

1. ¡Dios te salve, Reina y Madre de misericordia!

He subido a la montaña, he venido hasta tu Cueva,

Virgen María, para venerar tu imagen,

“Santina de Covadonga”.

Con tus hijos de Asturias y de España entera

quiero hoy proclamar tus glorias y unirme a tu canto:

¡Tú eres la Sierva del Señor, nuestra Madre y Reina!

Como peregrino que ansía afianzar su esperanza, vengo a este

santuario, testigo de tanta fe y amor en la historia,

hogar seguro, bajo tu cobijo, entre los montes,

donde pusiste tu Casa y sin cesar dispensas los dones de tu Hijo.

Les dejo como siempre con una canción inspiradora de libertad y mucho cariño a nuestra Santina, ahí metida en esa pequeña cueva, pasando frío, rodeada de humedad y casi siempre sola; bueno, su Hijo está en el sagrario siempre. Todo por el amor que nos tiene a los hombres y mujeres de este mundo.

La canción de la carta será, obviamente, “El himno de Covadonga”: “Bendita la reina de nuestra montaña, que tiene por trono la cuna de España”.

Les deseo paz y bien, pásenlo bien y pórtense bien. Pidámosle a la Santina que nos “eche una manina” en estos momentos tan difíciles y extraños que estamos atravesando. ¡Hala, con Dios!

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