Cómo crear empleo
Ante la grave crisis económica que sufre este país, el principal problema en todos los sentidos es la alarmante tasa de paro, la cual supera, sin camuflajes, los 5.000.000 de personas. Sesudos analistas, opinadores y especialistas macroeconómicos repiten, hasta la saciedad, la necesidad de realizar ajustes, tales como retrasar la edad de jubilación, bajar los sueldos, congelar las pensiones, es decir, reducir gastos. La intención no es mala, pues sí es necesario bajar los gastos, pero como siempre, el individuo que dirige este Gobierno, cada vez se parece más a Carlos II, al que llamaban el hechizado, pues debido a su escasa inteligencia, nadie entendía cómo podía reinar. Vamos por partes. Hay que hablar claro de una vez por todas, aunque duela. Los únicos que pueden crear empleo productivo son los empresarios, y en especial los pequeños empresarios. El Estado, aumentando el funcionariado, no crea empleo real, sino que coloca «amigos» y «devuelve favores» a pesebreros y paniaguados. No me estoy refiriendo naturalmente a los funcionarios de carrera, imprescindibles en nuestra sociedad. Las empresas crearán empleo cuando haya despido libre, sí, están leyendo bien. Una empresa, en estos momentos tan duros, tiene miedo a contratar ante un repunte de la producción o de las ventas de forma puntual (hay que recordar que estamos en crisis), por el lastre que significan las indemnizaciones, lo cual hace retraer la oferta de empleo. Si se hace la prueba un tiempo, se verá que sin esas ataduras las empresas contratarán, con lo cual aumentarán los cotizantes a la Seguridad Social, tanto por parte de las empresas como por parte de los trabajadores, se reducirán las listas del paro y se producirá algo esencial, el dinero empezará a cambiar de manos con mayor velocidad, regla básica para que se reactive el consumo. Este efecto multiplicador provocará un aumento en la recaudación fiscal (los ingresos), vía aumentos del impuesto de sociedades (más beneficios por parte de las empresas), del IVA (más consumo de ciudadanos y empresas, al haber más dinero en circulación cambiando de manos), del IRPF (más recaudación de empresarios individuales, autónomos y salarios). Como se ve es un efecto en cadena, beneficioso para todos. Con lo mencionado anteriormente, el paro se reduciría notablemente. No nos dejemos engañar por las palabras de los políticos que sólo se preocupan de calentar su sillón. Cuando dicen «son necesarios cambios estructurales en el mercado de trabajo» están diciendo lo expuesto en estas líneas, lo que ocurre es que además de chupasangres son unos cobardes por no llamarlo por su nombre. Esta medida a la larga provocará un aumento del salario de los trabajadores, ya que los empresarios no se verán amenazados por una indemnización ligada al importe de dicha retribución, que en muchas ocasiones, sobre todo en las pequeñas empresas, los pone al borde de la quiebra. El empresario no es tonto, nunca quiere perder a un trabajador eficiente y productivo, y si no tiene encima la «espada de Damocles» de la indemnización, jamás dejará irse a un trabajador por diferencias salariales. Que alguien con un poco de influencia reflexione sobre esto, creo que merece la pena, al fin y al cabo es nuestro futuro.
Luis Manuel Prida Alvareda
Oviedo
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