Vivimos tiempos terribles
Vivimos tiempos terribles. Una élite satánica se ha instalado en el liderazgo del mundo y está haciendo todo lo posible por la destrucción de la humanidad. Es el horror y el poder de los ricos que la gente se ha multiplicado y ya no pueden conducir sus Lamborghini como locos por carreteras desiertas. El plan de Satanás es claro: matar a unos cuantos miles de millones de personas. Confundirlos. Ya sea una pandemia, una guerra nuclear, una hambruna total, todo es por el control de las personas, la muerte de las libertades y el asesinato de la verdad.
Lo que ellos no saben es que la Verdad ya no puede ser asesinada. Él es Cristo, Dios Palabra, no una suma de valores y axiomas tomados ad hoc. Murió una vez para siempre y resucitó para siempre.
Por mucho que los globalistas preparen la venida de su Señor Anticristo, la humanidad integrada en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, sabe que el infierno ha sido roto.
Lo que la élite demoniaca puede hacer es arrancar las ovejas marginales de la Iglesia de Cristo.
Disensión, cisma, herejía, violencia, guerra, secularismo, aborto, eutanasia, fornicación, sodomía, sincretismo, brujería, estos son los dedos del diablo.
Llenemos las iglesias. Vivamos la fe de manera vibrante y misionera. Extirpemos la descendencia de Satanás de la vida pública y privada mediante actitud, boicot, voto, unidad.
La Iglesia está llamada a volver a ser la fortaleza asediada por ejércitos diabólicos, el puerto tranquilo del amor, la roca contra la que rompen las olas de las tinieblas.
Específicamente lo que debemos hacer:
1. Confesión
2. Comunión
3. Ayuno
4. Caridad
5. Confesión pública de fe
6. Humildad
7. Liturgia
8. Discernimiento
9. Rechazar cebos astutos
10. Lucha por la libertad.
Dios bendiga al mundo.
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