La Nueva España » Cartas de los lectores » Tribuna » Viaje por Ática y Corinto

Viaje por Ática y Corinto

17 de Noviembre del 2024 - Ángel García Prieto

Después de un viaje en el que escribió alguno de sus libros, el ya famoso romántico Lord Byron, en 1812, se refirió al Ática cuando dijo: “Si yo soy poeta es gracias al aire de Grecia”, y allí volvió en 1823 para colaborar en la lucha griega por su independencia del Imperio turco, aunque la fatalidad hizo que muriese de fiebre en Mesolóngi, antes de ver a Grecia liberada y autónoma.

Es en el sur de aquel país donde se sitúa la península sobre el mar Egeo que forma la región de Ática, que, poblada por unos tres millones y medio de habitantes, rodea e incluye a Atenas, la capital de la República Helénica. Además de esta populosa ciudad, también las de Pireo, Eleusis, Maratón y Laurión forman parte de su geografía. Ática tiene, como el resto de Grecia, una bella y escarpada orografía mediterránea, con llanuras alrededor de Atenas y montañas más hacia el interior, que acaban por apoyarse en acantilados marítimos como en el cabo Sunio, con las famosas ruinas del templo de Poseidón sobre el horizonte que forma el mar y las islas vecinas. Desde allí y hasta El Pireo se extiende todo un litoral lleno de recursos para las vacaciones, con restaurantes típicos, calas, playas para el windsurf, hoteles y puertos deportivos; es la Costa de Apolo, denominación que le da un templo a esa divinidad mítica allí situado.

Corinto es en la actualidad una pequeña ciudad que llegó a ser una urbe de gran importancia comercial, con más de setecientos mil habitantes

El monasterio de Dafne y Corinto con su canal

Dafne se puede considerar una de las más representativas y mejor conservadas obras de la arquitectura bizantina en Grecia. Está situado a muy pocos kilómetros de Atenas, junto a la carretera que se dirige al Peloponeso. Su nombre significa laurel, pues aquel debió ser un lugar donde crecían estos árboles, aunque cuando fue fundado, en el siglo V, se hizo ya sobre las ruinas de un antiguo templo dedicado a Apolo. Desde el siglo XVI estuvo ocupado por monjes ortodoxos griegos y antes por benedictinos de origen francés. La edificación, de piedra de sillería y arcos de ladrillo enmarcando las ventanas tríforas, está constituida por un magnífico y precioso templo, simétrico, con una gran cúpula, dos naves entrecruzadas, tres ábsides y atrios externo e interno, con columnas, y capillas laterales. La parte superior de las paredes y los techos están recubiertos con mosaicos que representan al Pantocrátor, escenas de la vida de Jesucristo y la Virgen; en el exterior hay un claustro con arcadas del siglo XVI y las celdas de los monjes, que forman un conjunto acogedor, bello y muy elegante.

Muy cerca de la antigua Corinto, veinticuatro hectáreas de terreno constituyen el llamado Acrocorinto, sobre el monte del mismo nombre. Es un ámbito amurallado de modo sucesivo por los bizantinos, los francos y los turcos, con una puerta para cada uno de los tres cercos, además de algún torreón veneciano. Fortificaciones construidas a lo largo de los siglos sobre las ruinas del complejo urbano de la época romana más grande de Grecia. Corinto es en la actualidad una pequeña ciudad que llegó a ser una urbe de gran importancia comercial, con más de setecientos mil habitantes. De la Corinto clásica quedan restos que hacen posible reconstruir la imagen de unos templos de Apolo, la fuente de Peirene, el Odeón de Herodes Ático, del que quedan las bases y ocho columnas dóricas, el Teatro, el Ágora, una basílica y la vía de Lequeo, pavimentada con mármol hasta el puerto del mismo nombre. Todo esto porque Corinto está emplazada en el istmo que une la península del Peloponeso con el continente, entre los mares Jónico y Egeo, punto de confluente interés estratégico económico, político y militar.

De hecho, también allí cerca está el canal de Corinto, que comenzó a construir el emperador Nerón y acabó siendo una realidad con las obras modernas llevadas a cabo entre 1882 y 1893, aunque desde el siglo VII antes de Cristo los barcos podían ser descargados en un extremo, para arrastrarlos sobre unas gradas y vueltos a rellenar con su carga en el otro término. El canal tiene seis kilómetros de longitud, está hundido sobre el nivel del suelo varias decenas de metros y permite el paso a barcos cuya manga sea menor de los veintitrés metros de anchura del canal, con un fondo de ocho metros. Así se evita el rodeo de toda la península, con unos cuatrocientos kilómetros de perímetro, además de eludir el tormentoso y temible cabo Tainaro.

Cartas

Número de cartas: 46765

Número de cartas en Diciembre: 232

Tribunas

Número de tribunas: 2105

Número de tribunas en Diciembre: 3

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador