La Nueva España » Cartas de los lectores » La muerte de un árbol

La muerte de un árbol

28 de Enero del 2011 - Santiago Fernández González (Avilés)

Ha muerto un árbol en Avilés... Mejor dicho, lo han asesinado. Así, sin más. Impunemente, con premeditación y alevosía. Era un árbol bellísimo situado en el entronque de la avenida de San Agustín con Severo Ochoa, frente a un negocio de seguros. Un infausto día, unos operarios lo cortaron sin contemplaciones. Y aquí paz y después gloria. ¡Qué pena!

Siempre que pasaba por allí, me emocionaba ver su estampa, su serenidad tranquilizante, su enorme copa que daba sombra, su imagen encantadora, que contrastaba con los arbolitos que tenía al lado, fruto de la cultura que tiene el Ayuntamiento para con la naturaleza, seguidora de modernidades de tiralíneas, donde más parecen arbustitos que otra cosa. Donde a los árboles no se les deja crecer, con podas anuales salvajes, realizadas por gente que no tiene la más mínima idea de hacer tan delicado trabajo.

Señor Huerga, concejal de Servicios Urbanos: ¿Qué le había hecho este árbol? ¿Algún susceptible vecino se quejó porque le molestaban los trinos de los pájaros? ¿Algún operario municipal se lamentaba por la cantidad de hojas que tenía que recoger cada otoño? ¿Alguna quisquillosa señora pensaba que su enorme copa era fuente de mosquitos? Era un árbol sano, fuerte, que contribuía a minimizar todo el cemento de que sufrimos hoy en día. No hay derecho a que este Ayuntamiento no deje crecer los pocos árboles que disfrutamos en las aceras. No hay más que ver que una calle como Fernando Morán, de aceras bien anchas, no disfruta de ninguno en ellas. Vergonzoso. Y si por desgracia alguien falleció por la caída de alguna rama por causa del viento, no justifica ello las impresentables podas que sufren nuestros árboles. Ellos representan la belleza, y hay que cuidarlos y fomentarlos. No mutilarlos ni cortarlos.

Por supuesto que la excusa, como tantas veces, será que este árbol estaba enfermo. Nada más lejos de la realidad. Estaba bien sano. Sólo con haberle cortado un poco las ramas se evitaba el peligro de la caída de alguna de ellas. Pero claro, es más bonito seguir lo de muerto el perro... Ahora, los arbolitos que estaban a su lado, podrán exhibir su carácter esmirriado, que tal parecen palitos con cuatro hojas encima. Todo de tiralíneas, sin más oportunidad para la belleza natural.

Tiemblo ahora por los otros dos árboles bellos que nos quedan, los que están frente del atrio de la iglesia de San Francisco. Dios nos coja confesados con estos políticos que no aman la belleza ni la naturaleza. Donde permiten que no tengamos un albergue de animales en Avilés y permiten burradas urbanísticas como la famosa grapa del Niemeyer, que para hacerla destrozaron una bellísima plaza con árboles para dejar cemento y más cemento, a la par de partir por la mitad un hermoso edificio como es el del antiguo mercado del pescado. ¡Dejad a los árboles crecer, y cuidarlos como se merecen!

Cartas

Número de cartas: 45281

Número de cartas en Mayo: 125

Tribunas

Número de tribunas: 2047

Número de tribunas en Mayo: 9

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador