Gustavo Bueno, vivencia y legado
Gustavo Bueno Sánchez ha sido uno de los más importantes filósofos españoles de la historia. De formación escolástica y tomista, formado en Salamanca y de familia de médicos católicos tradicionales pero librepensadores en muchos aspectos, creó un sistema de pensamiento llamado “cierre categorial”, donde, utilizando un sistema dialéctico, profundiza en el papel de la filosofía en el conjunto del saber, constituido por el saber político, el saber científico y el saber religioso de nuestra época. Con formación antropológica, científica y humanista racional basada en el marxismo como método y el pensamiento español de todos los tiempos, admirador del mundo soviético, partiendo de un pensamiento falangista nacional católico tradicional, fue comunista, demócrata socrático, maestro de mineros asturianos, agitador social en “Gran Hermano”, creador de la revista “El Basilisco”, católico cultural ateo, activista académico en la Universidad de Oviedo, dotándola de una completa
actualización en temas filosóficos de corrientes contemporáneas, apoyando una Asturias
ilustrada racional y democrática de excelencia, huyendo de patriotismos regionales exaltados de negación de que el origen de España está en Asturias, en Oviedo, como ciudad casi comparable al mundo ateniense de Minerva, Lorenzo de Médicis y cuna de lo que sería luego el imperio católico español universal. Gustavo Bueno criticó el “pensamiento” puramente de eslogan de la partitocracia reinante, la división artificial de izquierda-derecha, en la actualidad solo fundada en cuestiones de postureo y falta de contenido. La indefinición de la izquierda de “pensamiento Alicia”, basada en proclamas vagas, incapaces de comprender ya el mundo en su totalidad para transformarlo, según lo fundamental de la izquierda: la formulación de una sociedad basada en la igualdad y el socialismo de los medios de producción, compatible con el desarrollo de una socialdemocracia triunfante que es cultura del autonomismo regional, de los videojuegos, de las campañas de pedagogía publicitaria, del europeísmo tecnocrático y la televisión basura, el triunfo del “pensamiento débil” y también del concepto de “solidaridad”, una suerte de caridad fraterna laica cristiana, la fragmentación de la sociedad en base a unas libertades de consumo que son el verdadero origen de la democracia contemporánea, también basada en la formación cívica y ciudadana, la virtud realmente existente. Existe una derecha autoritaria tradicional, así como una derecha que ya no es derecha, sino más bien socialdemocracia de clases medias propietarias y respeto por el concepto de “cultura”, como idea preponderante en la sociedad “progresista” de hoy, una idea un tanto mesiánica, que nace del bildung, de la idea de Kultur alemana, del enciclopedismo ilustrado y del propio concepto de agricultura, de cultivarse, de cultivar el espíritu en sentido idealista. Gustavo Bueno es materialista, nunca en un sentido craso, vulgar, estupidizante, sino en el sentido de Demócrito, Leucipo, Feuerbach, Marx, cierto deísmo derivado en un ateísmo de nunca rendir pleitesía a falsos dioses atenazantes y atemorizantes, más allá de los dioses de la polis, el dióscuros, el dios desconocido y el mismo concepto de divinidad, que nació cuando los seres humanos empezaron a divinizar a los animales en Egipto. Su visión social crítica, su apoyo al movimiento obrero, su trituramiento de las ideas comunes, basadas en ídolos baconianos, su rescate titánico del pensamiento español y en español de todos los tiempos, su apuesta por un magisterio socrático generoso y su abarcamiento del desvelo religioso, huyendo de lo misticoide y solo basado en argumentos emocionales, su apuesta por estar en lo mediático, debatiendo, comentando y destruyendo mitos, en favor del logos, la episteme, la consideración de la filosofía como ágora y combate del saber, capaz de contribuir a una sociedad mejor en cuanto a dotar a España de una categoría como potencia cultural de pensamiento. España europea y de imperio español generador, España, algo más que mero mercado común europeo.
Gustavo Bueno criticó el pensamiento puramente de eslogan de la partitocracia reinante, la división artificial de izquierda-derecha, en la actualidad solo fundada en cuestiones de postureo y falta de contenido
Gustavo Bueno, lúcido, iracundo, preocupadísimo por el magisterio, destruir falsedades
y mediocridades, fue polémico, áspero en los debates, de cercanía humana generosa
y entrañable, gustando de la música, tocar el piano, de la “Escuela filosófica de Oviedo”.
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