Empezar el día con una sonrisa

¿Y qué mejor manera de empezar cada día con una Sonrisa?... ¡Con qué sencillo gesto se puede sembrar un segundo de felicidad, en uno mismo y en los demás!

Para empezar, ¡agradezcamos! la existencia de este día especial en honor a la Sonrisa a Harvey Ball, diseñador de la famosa carita feliz, conocida mundialmente como el emoticono de la sonrisa «smiley face», quien en 1999 impulsó la idea de promover el Día Mundial de la Sonrisa proponiendo que cada primer viernes de cada mes de octubre de cada año se celebre este maravilloso gesto.

Destacar que, por su éxito alcanzado, tras su fallecimiento en 2001, se creó la Harvey Ball World Smile Foundation, desde donde se organizan eventos para la recaudación de fondos que ayuden a «generar sonrisas» en personas en situación de vulnerabilidad social.

Dicho esto, y para aportar mi granito de arena como miembro de la Asociación de Mujeres de Empresa, de la cual me siento muy orgullosa de pertenecer, pues la Sonrisa en MdE debería ser el escudo de nuestra bandera ya que posiblemente sin ser conscientes se ha convertido en nuestra seña de identidad, en la actitud que nos alimenta y motiva, en el lazo que nos une y convierte en la gran familia que somos.

Por ello escribir de su mano este artículo en un día tan señalado es un honor para mí y espero, queridos lectores, esbocéis una sonrisa que impregne de felicidad este maravilloso día.

¡Quisiera deciros que aún hay esperanza, pues una de las vitaminas más beneficiosas para alcanzar la felicidad lleva por nombre «Sonrisa», y como seres humanos no debemos olvidar que es innata, pues viene en el pack de las capacidades humanas ya desde el nacimiento y, además, es gratis!

Vivir con la filosofía de sonreír a pesar de las circunstancias es para mí una preciosa manera de entender la vida. Pues numerosos hechos de la historia de la humanidad demuestran que muchas personas que han sufrido grandes dificultades, aun así, se han superado y sido felices gracias a su actitud positiva y a su gran capacidad de resiliencia.

¡Curiosa sensación la alegría que genera una simple mueca o expresión!

Quisiera contaros que desde muy pequeña siempre he sido muy sensible y observadora sobre cómo las personas se comunican emocionalmente con ellas y entre ellas: una muestra de amor, un beso lanzado al aire, una caricia, un guiño, un gesto fruncido, un no, en un tono tajante… En fin, puede determinar miles de reacciones a quien las recibe y, por ende, de forma más o menos consciente a quien las da.

¿Quién no ha ido un día a un establecimiento, consulta, reunión de trabajo o amigos y ha estado condicionado o no se ha sentido a gusto por una mirada o por un gesto serio de alguien?, o ¿quién ante algún hecho de este tipo se ha molestado, enfadado o se ha marchado? Pues… ante estas situaciones, quisiera invitaros a reflexionar si, en algún momento… ¿alguien le ha dado la vuelta y ha valorado de forma positiva cualquiera de ellas? Por ejemplo. esa forma de mirar, o de hablar ... ¡Os invito a pensar!

La tendencia de los pensamientos casi siempre va a dirigirse hacia lo negativo, pues parece como si las situaciones u hechos negativos dieran más morbo o suscitaran más interés que los positivos… y entonces y a consecuencia de estos pensamientos negativos empiezan a aparecer de forma involuntaria emociones de tristeza, culpa, vergüenza, miedo, enfado… en definitiva, incertidumbre e inseguridad…

¡Cambiemos nuestros pensamientos! ¿Quién o qué nos lo impide? Porque… ¿cómo hubiera cambiado la emoción y el sentimiento si el pensamiento hubiera sido positivo? ¿Y si en ese momento hubiera recibido una sonrisa de alguien o se hubiera comunicado consigo mismo de forma positiva? ¿Habrían florecido las mismas emociones o sido igual de intensas? Con todas estas hipótesis, con millones de posibilidades de interpretación, la diferencia está en cómo cada uno siente, piensa y actúa. Por ello no puedo olvidarme en este artículo, en el que la sonrisa es la gran protagonista, de hacer mención y dar la importancia que se merece al «Pensamiento positivo», ese pensamiento al que debemos de invitar a que forme parte de nuestra estructura cerebral, guardándolo en el disco duro de nuestro cerebro personal, como una carpeta con vista de icono extragrande.

Por tanto, ¡permitámonos fluir!, aceptar el cambio y cambiar de estrategia en la forma de pensar, reflexionar y analizar, ¡las veces que haga falta!, y para ello debemos dar un paso más en la mejora de nuestra «Comunicación intrapersonal», tan importante y tan olvidada, es decir: ¿Cómo nos estamos comunicando con nosotros mismos?, ¿qué nos decimos?, ¿en qué tono? y ¿con qué vocabulario?... Ello es la clave que nos ayudará a caminar en la perspectiva hacia lo positivo, la que nos mostrará la amplitud de posibilidades que tenemos para vernos desde prismas diferentes, de aceptarnos y de querernos, de mejorar nuestra autoestima y nuestro autoconcepto, la que nos permitirá relativizar cada momento vital y nos empujará a expresar una sonrisa que nos guíe hacia el camino a tomar cada día para, simplemente y a pesar de la adversidad… ¡Continuar!

¡Sonriamos en el camino hacia la felicidad! ¿Qué podemos perder? o… ¿Qué podemos ganar? Decides tú: ¡No esperes más!