Que nadie se mueva en la foto
Aunque la precampaña oficial para las próximas elecciones autonómicas y municipales del 22 de mayo no ha empezado, sí lo ha hecho la preparación de las mismas y de las estrategias a seguir para convencer a los votantes de lo que ya casi es un imposible.
Tanto el PSOE como el PP se han reunidoel pasado fin de semana para intentar por todos los medios conseguir una foto fija, una voz única, un aparente consenso entre los distintos pareceres de sus dirigentes, principales figuras y figurines.
El fin perseguido por ambos partidos políticos es el mismo, la unificación de su discurso ante las reformas que se están promoviendo para hacer frente a la crisis e intentar arreglar, según dicen, los problemas de los ciudadanos y lograr un cambio en el modelo productivo que garantice el Estado de bienestar. ¡Estupendo! Es lo que todos esperamos desde hace mucho tiempo. ¿Para cuando será ello?
Los barones autonómicos socialistas se reunieron en su casa nido de Ferraz con Rodriguez Zapatero al frente, y para los próximos días están previstas las reuniones del jefe del Ejecutivo con los dirigentes provinciales, diputados, senadores y eurodiputados. Nadie quedará fuera de la foto.
José Antonio Griñán, presidente de la junta de Andalucía, es quien se encargó de transmitir lo mucho que se preocupan por todos nosotros y de lo muy buenos que son, que ellos nos se reúnen para pedir elecciones anticipadas que sería raro ¿no?- o para deteriorar la credibilidad del adversario se necesita un gran cinismo para decir tal cosa o considerarnos a todos ciegos, mudos y sordos.
Por su parte el Partido Popular ha necesitado de una convención en Sevilla de tres días de duración para demostrarse entre ellos, y ante los demás, lo muy amiguitos que son, lo nada que disienten entre sí y lo mucho que están dispuestos a arropar a un Rajoy que está convencido de que "España tiene sed de urnas", "de cambio" y de que su partido es el que va a calmar su sed llevando a cabo la "gran tarea de la recuperación nacional".
España tiene sed, sí, pero de políticos honestos y coherentes, fieles a sus ideas e ideales, que trabajen pensando en lo que deben de hacer y después que lo lleven a cabo, sin contradicciones, sin rendiciones.
España quiere cambios, sí, pero de políticos que no engañen a los ciudadanos, que prediquen con el ejemplo, que no prometan lo que de antemano saben que no van a cumplir.
España tiene sed, sí, pero de políticos que dejen de exprimir económicamente a sus ciudadanos y de que luchen por su presente sin dejar de mirar por su futuro; de políticos que abandonen los discursos basura, las inculpaciones constantes, de hacer o deshacer según tengan o no elecciones a la vista.
Sin estrategias. Sin fotos fijas.
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