La diversidad cultural: clave para el futuro sostenible
El 12 de octubre es el Día del Respeto a la Diversidad Cultural y tiene por objetivo promover la reflexión, el diálogo y respeto intercultural. Es una oportunidad para reflexionar sobre la riqueza que aporta la diversidad a nuestra sociedad y, en particular, a nuestras empresas. No se trata solo de celebrar las diferentes identidades culturales con frases bonitas y desfiles, sino de entender los beneficios en nuestras vidas y en la paz mundial y que integrar esta pluralidad en nuestras organizaciones puede conducir a modelos de negocio más sostenibles.
Mi experiencia profesional en diferentes multinacionales con entornos multiculturales me ha permitido observar de primera mano cómo las empresas que integran la diversidad cultural logran mejores resultados, no solo a nivel financiero, sino también en innovación, adaptación al cambio, reputación, bienestar y sostenibilidad a largo plazo, entre otros. En un mundo empresarial cada vez más globalizado, quienes se adaptan a esta diversidad no solo sobreviven, sino que prosperan. Otros países europeos llevan años de ventaja y cuanto antes la integremos, más preparados estaremos para enfrentar los desafíos.
Recientemente, he leído los resultados de una encuesta donde la percepción popular era que la inmigración era la primera causa de conflictos en España. La solución, en mi experiencia, empieza con preguntar y tener la apertura de entender otras perspectivas y realidades. Este enfoque me ha permitido entender que en cada cultura existen valores que enriquecen nuestro día a día y cómo la integración cultural fomenta la cohesión, cooperación y bienestar, convirtiendo las diferencias en fuente de fortalezas.
La diversidad, en un pilar de la sostenibilidad. Sostenibilidad que no solo abarca el impacto ambiental, sino también el impacto social. Incorporar voces y perspectivas diversas permite a las organizaciones tomar mejores decisiones, considerando a todos los grupos de interés. Esta integración promueve un entorno laboral más inclusivo y equitativo, lo que contribuye a un mayor bienestar, reduce la rotación y las desigualdades, atrae talento, mejora el clima organizacional, etcétera.
Además, al integrar la diversidad cultural, las empresas pueden abrirse a nuevos mercados, conectar mejor con sus clientes y mejorar su capacidad para innovar.
Algunas acciones prácticas que se pueden implementar son: realizar un diagnóstico de la situación, establecer objetivos a corto, medio y largo plazo, desarrollar políticas de inclusión, promover el liderazgo inclusivo gestionando y aprovechando las ventajas de la diversidad y medir los avances.
Abrazar la diversidad cultural es una cuestión ética y una estrategia de negocio ganadora que impulsa la innovación, fortalece la cohesión social y contribuye al desarrollo sostenible.
Al integrar la diversidad cultural, las empresas pueden abrirse a nuevos mercados, conectar mejor con sus clientes y mejorar su capacidad para innovar
Un ejemplo lo encontramos en la Asociación Mujeres de Empresa, a la que pertenezco. Es un ejemplo de liderazgo inclusivo que integra, visibiliza y apoya a mujeres profesionales, autónomas y empresarias de Asturias, sin distinción de origen, raza, creencias, edad y otras dimensiones de diversidad, para potenciar la igualdad de oportunidades de la mujer en el sector empresarial.
Las mujeres, a menudo invisibles en altos cargos o roles de decisión, por razones de género y también culturales, reivindicamos que la inclusión real no solo es una cuestión de justicia y sentido común, sino también de estrategia de crecimiento empresarial.
¡Todas las personas somos distintas! Y mientras podamos aceptar y celebrar la diversidad vamos a ser una sociedad más plena.
Como decía Gabriel García Márquez: “Una persona solo tiene derecho a mirar a otra hacia abajo si va a ayudarle a levantarse”.
Empecemos hoy, desde nuestras empresas y nuestras vidas, a abrazar la diversidad y a construir juntos un mundo y un futuro mejor.
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